En los últimos años, seguramente has escuchado de los múltiples beneficios del aceite de coco, especialmente al momento de cocinar. Sin embargo, recientemente expertos en salud han levantado la mano para hablar sobre los posibles efectos no tan buenos de este ingrediente.
¿Qué es el aceite de coco?
Lo primero que debemos saber del aceite de coco es de dónde proviene. La respuesta es tan sencilla como que es extraída de la parte interior de los cocos, de la pulpa blanca.
- Fuente de energía fácil de utilizar: el ácido láurico, la grasa saturada que predomina en el aceite de coco, es de cadena media. El cuerpo utiliza este tipo de ácidos grasos de manera diferente a los de cadena larga. El hígado procesa rápidamente los ácidos grasos de cadena media y los convierte en energía para las células. Por esta razón se sugiere que el aceite de coco puede ser benéfico para la perdida de peso, con moderación, por supuesto.
- Aumenta el colesterol bueno: el ácido láurico está asociado al incremento del colesterol bueno (HDL).
- Propiedades antibacterianas y antioxidantes estudios sugieren que ciertos componentes del aceite de coco previenen infecciones virales, bacteriales y por hongos como la gripe, bronquitis, acné y levaduras. Adicionalmente el aceite de coco contiene compuestos fenólicos que actúan como cardioprotectores y antioxidantes.
- Sirve para cocinar: el aceite de coco es muy estable, es por ello que puede ser usado para saltear, freír u hornear alimentos. Además le da un toque delicioso y tropical a los platillos.
- Uso cosmético: el aceite de coco es un excelente removedor de maquillaje y sirve a manera de crema hidratante.
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