El calambre muscular es un espasmo doloroso que se produce durante o inmediatamente después del ejercicio, contrayéndose el músculo sin posibilidad de relajarlo.
Aunque de etiología incierta se cree que la principal causa de los calambres musculares es el esfuerzo excesivo, bien por hacer ejercicio durante más tiempo de lo habitual o a una intensidad demasiado alta a la que previamente estaba acostumbrado nuestro organismo.
“El uso continuado de un músculo, la deshidratación, la tensión muscular o el solo hecho de mantener una posición por un período prolongado pueden causar un calambre muscular”, señala Pablo Berenguel Martínez, responsable del Grupo de Actividad Física de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
A pesar de que cualquier músculo puede sufrir un calambre, los más afectos son cuádriceps, grupo isquiosural y tríceps sural (unión de gemelo medial y lateral y sóleo).
¿Es síntoma de alguna enfermedad?
El experto explica que algunos calambres pueden estar relacionados con enfermedades no diagnosticadas, tales como: arterioesclerosis de las extremidades, compresión de los nervios periféricos que se encargan de dar motilidad y sensibilidad a la musculatura de las extremidades, o la disminución de sales minerales en la economía del organismo.
“Déficit de potasio, calcio o magnesio en tu dieta puede contribuir a los calambres en las piernas”, añade el miembro de la SEMG.
Asimismo, hay ciertos factores predisponentes, como son el esfuerzo excesivo, la exposición a un clima cálido o frío, la deshidratación, el desequilibrio de la sal debido al sudor e incluso un nivel bajo de azúcar en sangre.
¿Cuándo hay que consultar al médico?
“En el caso de que la frecuencia de los calambres aumente en el tiempo y estos se tornen repetitivos debemos de pensar que, además de enfermedades, determinados medicamentos tales como los diuréticos también pueden causarlos”, advierte Berenguel.
Además, aconseja ser cuidadoso y previsor, y consultar al médico si se cumple alguna de estas premisas: presencia de molestia intensa, relación con la hinchazón, enrojecimiento o cambios de la piel en las piernas, relación con la debilidad muscular, aumento en su frecuencia, no mejorar con medidas de cuidado deportivo o no estar relacionados con una causa obvia (por ejemplo, el ejercicio extenuante y excesivo).
Prevención
El responsable del Grupo de Actividad Física de la SEMG enumera las siguientes recomendaciones para prevenir los calambres musculares:
- Progresión gradual del entrenamiento, para darle tiempo al cuerpo a ajustarse al aumento de la actividad.
- Ingesta adecuada en la hidratación y en la reposición de sales minerales.
- Reposición idónea de carbohidratos tras la actividad física, siendo lo ideal una pieza de fruta.
- Elonga (estira) tus músculos antes y después del ejercicio, para poder reducir la susceptibilidad muscular a los calambres.
- Si sufres un calambre mientras practicas deporte, estira de forma suave y progresiva y mantén elongado el músculo acalambrado hasta que el calambre muscular cese, e incorpórate de nuevo a la actividad física con la extremidad en extensión.
- Realiza un masaje descontracturante y moviliza la parte acalambrada para que el músculo pierda tonicidad, para posteriormente aplicar frío de forma local.
- Hidrátate no solo con agua, sino que debes aportar una proporción de sales minerales perdida.