Todos hemos experimentado estrés y ansiedad en algún momento de nuestras vidas. Ambos estados son respuestas normales ante determinadas situaciones que nos superan y nos alteran. El problema empieza cuando se expanden, se profundizan o se vuelven crónicos.
Podemos decir que tanto el estrés como la ansiedad son una forma de reaccionar frente a las amenazas, o, mejor dicho, a lo que es percibido como amenaza.
Así, el estrés es una respuesta física y psicológica ante situaciones de presión.
Sin embargo, aunque la ansiedad y el estrés son similares, y muchas veces pueden confundirse, también presentan significativas diferencias. Conocer y reconocer las diferencias es importante para saber qué nos está pasando y cuál es la mejor manera de resolverlo.
Diferencias entre el estrés y la ansiedad
La diferencia más marcada entre el estrés y la ansiedad es que el estrés se desencadena a partir de una situación externa. Es decir, aparece cuando hay alguna situación externa que nos resulta estresante. Por ejemplo, podría ser un exceso de responsabilidad laboral, o problemas económicos, o tener que dar un examen, etc. Alguna demanda del mundo exterior nos sobrepasa y respondemos con estrés.
La ansiedad, en cambio, tiene causas internas interna. Es decir, está causada por cuestiones internas, conocidas o desconocidas. Pueden ser pensamientos, recuerdos, sentimientos, ideas inconscientes, hechos que vivimos y no recordamos bien, etc. Muchas veces, sin darse cuenta, es el mismo individuo el que la causa. ¿Cómo? Con pensamientos catastróficos, o con sensaciones de amenazas internas que no sabe a qué responden ni de dónde vienen, independientemente de lo que esté pasando en su entorno.
En el caso del estrés la causa es fácilmente identificable, en cambio, la ansiedad tiene un origen más difuso. Muchas veces la persona no logra identificar qué es lo que le está causando ansiedad. No se trata ya de una situación externa identificable, sino que se trata de situaciones internas que pueden ser desconocidas por la misma persona.
Otra diferencia entre ambos es que el estrés tiende a durar un corto tiempo. Una vez que la situación que causa estrés se resuelve, este también desaparece. De este modo, un rasgo distintivo del estrés es que desaparece cuando el estímulo estresor es solucionado o superado.
La ansiedad, en cambio, al no depender de las circunstancias externas, puede prolongarse en el tiempo. Requiere un trabajo más profundo sobre uno mismo, para entender y solucionar las verdaderas causas de la ansiedad.
Otro de los elementos que diferencian la ansiedad del estrés son las emociones que predominan en cada uno de ellos.
En el estrés hay, sobre todo, sensación de presión. La persona con estrés se siente agobiada, irritable y nerviosa. Se siente sobrepasada por la situación. Hay sentimiento de tensión física y emocional. De este modo, el estrés es la reacción del cuerpo a una demanda extrema.
En la ansiedad lo que predomina es el miedo y la preocupación. Hay nerviosismo, agitación y tensión. También hay sensación de peligro inminente, pánico o estado de temor constante. Sin embargo, estas amenazas y preocupaciones no refieren a circunstancias que están ocurriendo afuera, sino a ideas o pensamientos. Muchas veces se trata de recuerdos o experiencias traumáticas pasadas que siguen generando temor, angustia y preocupación. De este modo, en la ansiedad hay temor y preocupación por cosas que podrían pasar, y pensamientos que anticipan todo lo negativo que podría suceder.
¿Cómo manejar la ansiedad y el estrés?
Como dijimos, es habitual que las personas experimenten de estrés y ansiedad en ciertas ocasiones.
Existen algunas estrategias que pueden ayudar a manejar el estrés o la ansiedad:
- Haz una dieta sana y equilibrada
- Limita el consumo de cafeína y alcohol
- Descansa. Duerme lo suficiente
- Haz ejercicio con regularidad. El ejercicio ayuda a calmarse y relajarse
- Mantente organizado. La organización es de gran ayuda, especialmente si te sientes sobrepasado por las presiones
- Dedica tiempo a los hobbies o a las actividades que te gustan
- Habla con alguien de su confianza. Habla con alguien cercano, puede ayudar a descargar y a entender mejor lo que le está pasando
- Autoobservación. Trata de reconocer los factores que desencadenan tu estrés o tu ansiedad
- Aprende a relajarte
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