El Parlamento de Uganda ha aprobado un proyecto de ley que castiga a quienes trasmitan el VIH de forma "intencionada", una criminalización que disuadirá de hacerse las pruebas a quienes sospechen estar enfermos, denunciaron activistas y organizaciones como Human Rights Watch (HRW).
Cerca de 1,5 millones de ugandeses tienen VIH, en un país de 35 millones de personas y donde 140,000 contraen el virus anualmente, 28,000 de ellas niños infectados por sus madres durante la gestación, según el Ministerio de Salud ugandés.
En la última década, las políticas desarrolladas por Uganda para combatir el VIH se han centrado en la promoción de la abstinencia sexual entre los jóvenes y la fidelidad matrimonial.
El nuevo proyecto de ley prevé multas de 2,000 dólares y penas de prisión de hasta diez años para quienes contagien de forma "voluntaria" e "intencionadamente" a otra persona con el virus del VIH.
La ley, pendiente de ser firmada por el presidente ugandés tras su aprobación ayer en la Cámara, Yoweri Museveni, también obligará a las embarazadas y sus parejas a someterse a las pruebas del VIH, y permitirá al personal médico revelar sus resultados a otras personas.
La norma solo busca castigar a quienes infectan a otros a sabiendas de que son portadores del virus, lo que hará que la gente no quiera hacerse las pruebas para evitar responsabilidades penales, advirtió la coordinadora regional de la Comunidad Internacional de Mujeres con VIH, Lillian Mworeko.
"Si en la actualidad ya hay muy poca gente que sepa si está infectado, esta cláusula ayudará a desanimar a aquellos que voluntariamente quisieran saberlo", explicó por su parte el investigador ugandés Peter Mugyenyi, en declaraciones al "Daily Monitor".
"Esta ley es un paso atrás en la lucha contra el Sida en Uganda", dijo la investigadora sobre África de HRW Maria Burnett.
La ley estaba pendiente de aprobación en el Parlmaento ugandés desde 2010 y fue aprobada ayer pese a que los responsables de los programas de Sida del Ministerio de Salud y la Comisión de Sida ugandesa y otros grupos independientes la rechazaron abiertamente.
"Para hacer frente a esta epidemia de forma efectiva, Uganda necesita asociarse con los enfermos de VIH, no acusarlos, criminalizarlos y excluirlos de la política", dijo la directora de la Red de Derechos, Ética y Sida de Uganda, Dorah Kiconco.
La activista emplazó al presidente ugandés a no firmar esta norma y defender los derechos de estos pacientes, reconociendo que la gente que vive con VIH prevendrá la transmisión si tienen apoyo.
La legislación ugandesa también castiga a los trabajadores sexuales y a los homosexuales, lo que ha incrementado la discriminación sobre los enfermos de sida y ha desanimado a muchas personas a hacerse las pruebas y solicitar tratamiento.
Desde finales del 1980, Uganda ha logrado un enorme retroceso en las tasas de infección gracias a campañas públicas agresivas.
La aparición de medicamentos que han mejorado la esperanza de vida de los enfermos reorientó las campañas para impulsar el uso del condón hacia la abstinencia, lo que ha llevado al estancamiento y el rebrote de la enfermedad. EFE