Las esponjas suelen ser uno de esos instrumentos que muchos podemos tener y que solemos dejar en el olvido debido a la “poca utilidad” que les encontramos. Pero ahora te contamos que estos utensilios diminutos pueden salvarte la vida en más de una ocasión.
Tal como lo leíste, las esponjas pueden ayudarte en cosas que ni tu misma imaginabas; no solo sirven para lavar los platos ni desinfectar. Aquí te presentamos los “nuevos” usos que le puedes dar a las esponjas.
- Fiebre. Cuando tú o alguien de tu familia presente síntomas y fiebre alta, las esponjas se convierten en una solución: humedece la esponja en agua fría y colócalas en partes que concentran calor: la frente, el cuello, la nuca, las axilas. Verás como poco a poco, el calor y la fiebre disminuirán.
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- Pelos de mascotas. Tener perros o gatos (o ambos) en casa es muy tierno, pero cuando hablamos de sus pelos regados por toda la casa, es un problema difícil de liar… Hasta ahora. Si tienes pelos de tus mascotas en tu ropa, con una esponja ligeramente húmeda puedes deshacerte de ellos sin mucho esfuerzo.
- Mantener tus frutas y verduras. Suele pasar que con el paso del tiempo, las frutas y verduras que mantenemos en nuestro refrigerador pierden su textura, su sabor y con ello, muchos nutrientes. Para conservarlos, te recomendamos colocar esponjas nuevas en el cajón de las verduras y exprímelas cuando absorban humedad. Por increíble que suene, tus alimentos estarán crujientes.
- Jabón. Olvídate de ese jabón pegajoso después de tanto uso. Mejor colócalo sobre una esponja y podrás eliminar la humedad y mantendrás tu jabón de baño limpio.
Ahora que conoces todo esto, anímate a experimentar con esta herramienta que por mucho tiempo subestimamos y sorpréndete con lo mucho que puedes lograr en tu hogar.
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