Existe una clara diferencia entre los lunares que aparecen antes de los 18 años y los que aparecen después. Con estos últimos hay que tener cuidado.
Hay diferentes tipos de lunares, pueden ser negros, blancos, cafés o rojos. Unos están ahí desde que nacemos, otros aparecen las primeras semanas después de nacer o en los primeros años… normal. Cambios en ellos o nuevos lunares después de los 18 años ya es una señal de preocupación, explica la dermatóloga Leana Quintanilla.
Algo importante que se debe recalcar es que cuando crecemos, lógicamente el lunar también lo hará y es algo que no debe preocupar, explica Quintanilla. Si hay antecedentes de cáncer de piel en la familia, Se debe consultar por lo menos una vez al año.
Cambios de cuidado
De la misma manera que el resto del cuerpo, los lunares también lanzan señales que indican peligro, entre ellos están: el cambio de forma, tamaño, color, abultamientos, sangrado, picazón, o si era café y va cambiando a gris o negro, incluso, si era redondo y se está alargando. Ante cualquiera de estos factores, lo mejor que debe hacer es consultar a un dermatólogo.
Generalmente estos cambios están asociados al cáncer de piel, indica la especialista. Los que aparecen en la planta del pie siempre se han caracterizado por ser uno de los cánceres más agresivos y con tendencia a metástasis. Hay otros que pueden parecer una “espinilla” o barro y que nunca desaparecen, estos también pueden demostrar la existencia de células cancerígenas, indica.
“El que aparezcan en las zonas más expuestas como el cuello, rostro, planta del pie, boca, ojos, orejas o brazos solo aumentan la posibilidad de un cáncer de piel”.
Ante cualquier señal de duda o peligro, la mejor recomendación es acudir con un experto. “una consulta a tiempo puede salvarle la vida”, señala Leana Quintanilla.