La alimentación con leche materna en recién nacidos de muy bajo peso (por debajo del kilo y medio), que están ingresados en las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), reduce en hasta un diecinueve por ciento el riesgo de que el pequeño desarrolle una infección bacteriana o sepsis.
Pero, además, si el bebé es alimentado exclusivamente con leche materna en los primeros catorce días de vida se reduce en tres veces el riesgo de desarrollar enterocolitis necrosante neonatal (ENN), una infección severa del intestino que es la mayor causa de mortalidad en los niños lactantes en UCIN con muy bajo peso.
Estas son algunas de las cuestiones explicadas durante un simposio internacional dedicado a la lactancia materna, que reúne en Madrid a medio millar de especialistas provenientes de medio centenar de países.
Entre esos profesionales está la directora de Investigación Clínica y Lactancia de la UCIN del Rush University Medical Center (Chicago), Paula Meier, que hoy en rueda de prensa abordó las conclusiones de un estudio en el que participaron 430 parejas de madres y bebés prematuros con muy bajo peso al nacer.
Meier constató que la leche materna "es clave para reducir el riesgo de morbilidad" en estos recién nacidos.
En Canadá también comprobaron sus beneficios, tal y como explicó el profesor Shoo Lee, director del Centro de Investigación en Salud Materno-Infantil de Toronto, ya que desde hace cinco años existe una estrategia nacional para intentar reducir la ENN, la septicemia y otras complicaciones, usando leche materna.
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La salud de los bebés prematuros, es decir aquellos que nacen antes de la 37 semana, y de la de los muy prematuros y de muy bajo peso (con menos de 32 semanas y de 1,500 gramos) son algunos de los temas centrales de los especialistas, que son conscientes de que cada vez nacen más en los países desarrollados.
Entre las causas de este aumento de bebés prematuros están el estrés y la actual forma de vida, señaló la neonatóloga española Nadia García.
El porcentaje de niños prematuros en los países desarrollados es de una media de un 10 %, y de muy prematuros es de entre un 1 y un 2 por ciento.
"El tipo de alimento más beneficioso para los niños muy prematuros o con malformaciones es la leche de su propia madre, pero en muchas ocasiones esta leche o es insuficiente o no está disponible y la siguiente mejor opción es la leche donada que ofrece mucho más beneficios que dar fórmulas artificiales", incidió García.
Además, la leche materna no sólo es buena para la salud de los bebés, también para la de las madres que dan el pecho por más tiempo, afirmó el doctor Rafael Pérez-Escamilla, de la Escuela de Salud Pública de Yale, ya que "tienen menos riesgo de cáncer de mama, de ovario, de hipertensión, enfermedades cardiovasculares y de desarrollar diabetes tipo 2".
EFE