La mitad de la población mayor de 30 años sufre de hemorroides en algún momento de su vida, y la otra mitad las tiene desde el momento de su nacimiento, posiblemente sin saberlo. De esta parte de la población, un 5% sufren algún tipo de intervención médica.
Las hemorroides son venas hinchadas que se presentan en el ano y la parte inferior del recto, similares a las venas varicosas. Se producen por el aumento del volumen vascular, lo que se conoce con el nombre de congestión sanguínea.
Sufrir esta enfermedad en silencio es mucho más habitual de lo que se piensa.
¿CÓMO SE FORMAN?
Surgen cuando se inflaman en exceso las venas que todos tenemos de forma natural en el ano, dando lugar a varicosidades similares a las que pueden aparecer en las piernas, y llegan a ser muy molestas.
De hecho, los médicos saben que cuando una persona acude a ellos, lo hace hasta que el dolor es intenso, porque de lo contrario, se lo guarda por “vergüenza” o miedo.
¿QUIÉNES LAS SUFREN?
La prevalencia de dicho trastorno no muestra preferencia por edad ni género. Pero sí hay factores que predisponen de esta patología, entre ellos, la obesidad y la inactividad física. Además de:
- Esfuerzo durante las deposiciones.
- Sentarse en el baño por demasiado tiempo.
- Estreñimiento crónico o diarrea.
- Dieta baja en fibra.
- Debilitamiento de los tejidos de soporte en el ano y recto.
- Exceso de alcohol.
Por ello, es importante que las conozcamos y estemos conscientes de lo que implica su aparición.
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SÍNTOMAS DE ALERTA
- Dolor
- Picazón
- Sensación de una masa anal
- Emorragia rectal
TIPOS
HEMORROIDES EXTERNAS (debajo de la piel alrededor del ano).
HEMORROIDES INTERNAS (las que pueden desarrollarse dentro del recto).
Si llevas una alimentación que no está equilibrada, que no incluye alto contenido de fibra, y no consumes abundantes líquidos, tus heces no se ablandarán ni aumentarán de volumen, ocasionando más esfuerzo al defecar, influyendo en la presencia de hemorroides o empeorando los síntomas de hemorroides ya existentes.
Ten en mente que las hemorroides se pueden prevenir llevando una dieta rica en fibra vegetal, e ingesta de abundantes líquidos y ejercicios que favorezcan el tono muscular.
Para disminuir de tamaño es necesario controlarse medicámente con laxantes de volumen y ablandadores fecales, uso de cremas tópicas, baños de asiento una a cuatro veces al día, compresas y analgésicos según sea necesario.
Fuente:
Dra. Roxana Godoy
Especialista en Medicina Interna
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