Normalmente, cuando una persona ingiere algo que contiene lactosa, una enzima del intestino delgado llamada lactasa la descompone en dos formas de azúcar más simples conocidas como glucosa y galactosa. Estos azúcares son absorbidos por el torrente sanguíneo y se transforman en energía.
En la intolerancia a la lactosa, el cuerpo no fabrica suficiente cantidad de lactasa para descomponer la lactosa. Entonces, la lactosa no digerida se asienta en el intestino y es descompuesta por las bacterias, lo que provoca gases, hinchazón, retortijones abdominales y diarrea.
Aquí encontrarás algunos consejos para abordar la intolerancia a la lactosa:
- Selecciona una leche de bajo contenido en lactosa o libre de lactosa.
- Toma un suplemento de lactasa justo antes de ingerir productos lácteos. Estos suplementos se pueden tomar en gotas o pastillas y hasta se pueden añadir directamente a la leche.
- Cuando vayas a beber leche o a comer alimentos que contengan lactosa, ingiere alimentos sin lactosa al mismo tiempo para enlentecer la digestión y evitar problemas. (Por ejemplo, si te vas a tomar un batido de leche, no te lo bebas sin nada más. Acompáñalo de otra cosa, como un bocadillo que no contenga nada de lactosa.)
- Bebe jugos enriquecidos con calcio.
- Ingiere alimentos y bebidas son lácteos que sean ricos en calcio, como el brócoli, el tofu o la leche de soja. Considera también los quesos duros, como el cheddar, que tienen un bajo contenido de lactosa.
- Los yogures, que contienen cultivos activos, son más fáciles de digerir y tienen muchas menos probabilidades de causar problemas relacionados con la lactosa.
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