Una ducha, en concreto, es un caramelo para tu cerebro. Esta acción solitaria se convierte en un rato de desconexión y relajación, además de ser la dotación de hormonas como la serotonina o las endorfinas que necesitas para vencer un episodio estresante. Es en estos momentos de intimidad cuando los pensamientos fluyen con libertad, por ello se trata de un descanso necesario para despejar y reincorporarse al trabajo en mejor forma.

Silencia el mundo exterior

La ansiedad y las preocupaciones no son buenos conductores de la creatividad. Las ideas innovadoras se cultivan en los instantes de tranquilidad, bienestar y equilibrio mental. Las duchas son un buen aliado contra la presión que muchas veces los trabajadores se llevan de la oficina hasta casa.

¿Qué tiene entonces este lugar? Lo primero, se trata de un espacio totalmente aislado. El propio sonido del agua que cae bloquea los estímulos sensoriales externos y activa los internos. Esta situación de tranquilidad favorece la divagación y la manifestación de las contemplaciones internas, que hacen que encuentres una o varias soluciones a tus problemas casi sin pretenderlo.

El poder de la monotonía

• Las tareas automáticas y sencillas nos llevan muchas veces a estados de introspección en los que la mente puede deambular y toparse con nuevos objetivos. Ocurre como si cuando conducimos por un trayecto habitual, preparamos un plato de comida o fregamos los platos, ascendiésemos al mundo de las ideas de Aristóteles, que luego aplicaremos en nuestro trabajo o nuestro hobby. A nuestro cerebro no le gusta estar en modo multitarea y es por eso por lo que en los entornos tranquilos y confiables se incuban los pensamientos más originales.
• El cuarto de baño es un escenario en que las personas se maquillan, cuidan su piel y, sobre todo, se relajan. Todas estas actividades rutinarias, como darse una ducha, pueden convertirse en auténticas experiencias para la reflexión y la meditación durante las que pueden sorprenderte grandes ideas. Una hoja en blanco sobre la que escribir tus pensamientos, sin filtros, prejuicios ni ruidos que pongan coto a tu imaginación.