Las personas con deficiencia auditiva experimentan de forma diferente la nueva normalidad provocada por la pandemia del COVID-19.
El uso de cubrebocas, recomendado para prevenir la enfermedad, limita las herramientas de comunicación de individuos con algún tipo de problema auditivo.
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Al usar cubrebocas implica ciertas dificultades a la hora de hablar, el volumen de la voz disminuye y la pronunciación se deforma.
Esta situación se intensifica para las personas con disminución auditiva, quienes de por sí presentan problemas para escuchar. Además, algunas herramientas que utilizan para comunicarse, como leer los labios del interlocutor, se imposibilitan.
Lo anterior presenta una desventaja en la realización de actividades cotidianas dentro de la esfera laboral, escolar y en la formación de relaciones interpersonales.
De tal forma que las personas con problemas auditivos deben pedir al interlocutor que alce la voz o hable con lentitud y en ese sentido, el resto de la población debe tener paciencia y asistir en lo que se requiera para simplificar la comunicación.
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