El uso de antidepresivos se relaciona con un mayor riesgo de trastorno del espectro autista (TEA) en los futuros niños, especialmente, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, frecuentemente prescritos para los trastornos de ansiedad o trastornos obsesivo-compulsivos.
Así lo recoge un estudio, publicado en la revista JAMA Pediatrics y liderado por investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá), en el que se han analizado 145.456 niños desde el momento de su concepción hasta los diez años. Hasta ahora, pocos trabajos han analizado el efecto del uso de antidepresivos durante el embarazo sobre el riesgo en niños de TEA, un conjunto de alteraciones que afectan al desarrollo cognitivo infantil.
Entre los resultados obtenidos se destaca que el uso de antidepresivos durante los dos últimos trimestres del embarazo se asoció con un 87% más de TEA que el observado sin pastillas, mientras que no se hubo ninguna asociación con el uso de estos fármacos durante el primer trimestre o en el año previo al embarazo.
De todos los infantes, 1.054 (un 0,72%) fueron diagnosticados de TEA; la edad media del primer diagnóstico fue de 4,6 años y la edad promedio de los niños al final del seguimiento fue de 6,2 años. El número de varones con trastornos del espectro autista fue cuatro veces superior al de las niñas.
“Las causas del autismo siguen sin estar claras, pero los estudios han demostrado que tanto la genética como el medio ambiente pueden intervenir”, explica Anick Bérard, autora principal e investigadora de la universidad canadiense. “Tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre casi duplica el riesgo de que el niño vaya a ser diagnosticado a los siete años”.
Bérard y sus colegas trabajaron con datos de la cohorte de embarazos de Quebec entre enero de 1998 y diciembre de 2009. Para los autores, “una mejor comprensión de los efectos a largo plazo de los antidepresivos en el desarrollo neurológico de los niños cuando se utilizan durante la gestación es una prioridad de salud pública”.
“Es biológicamente posible que los antidepresivos causen autismo si se utilizan en el momento del desarrollo cerebral en el útero, ya que la serotonina está implicada en numerosos procesos del desarrollo pre y posnatal, como la división y la diferenciación celular y la sinaptogénesis [la creación de vínculos entre las células del cerebro]”, añade Bérard.
Los autores aclaran que existen ciertas limitaciones del estudio, como las cifras de prescripción. Los datos pueden no reflejar el consumo real, y tampoco contenían ninguna información sobre el estilo de vida de las madres.
“Se necesita más investigación para evaluar específicamente el riesgo de TEA asociada con los tipos y dosis de antidepresivos durante el embarazo”, concluye el estudio.
Del 6 al 10% de las mujeres embarazadas recibe tratamiento para la depresión. La prevalencia del autismo entre los niños ha aumentado de 4 de cada 10.000 niños en 1966 a 100 de cada 10.000 en la actualidad. Mientras que el aumento se puede atribuir a mejores criterios de detección y diagnóstico, los expertos creen que también intervienen los factores ambientales.
La Organización Mundial de la Salud afirma que la depresión será la segunda causa de muerte en 2020, lo que para los investigadores supone una alta probabilidad de que los antidepresivos continúen ampliamente prescritos, incluso durante el embarazo.