
Javier Maldonado
Aunque cada vez hay menos áreas boscosas en el mundo reducidas por el avance de la industrialización y el crecimiento poblacional, lo poco que aún queda sigue demostrando el poder sanador que tiene la naturaleza en favor de humanidad, y el porqué muchas conciencias ambientalistas no abandonan sus iniciativas para defender los bosques y su protección.
Un bosque sano mantiene protegida a la humanidad y cifras de las Naciones Unidas (ONU) nos confirman el poderoso impacto que tiene en la salud humana todos los procesos naturales, y que son recordados en el contexto del Día internacional de los bosques.
La ONU destaca que en 2025 siguen siendo "los bosques, pilares de la seguridad alimentaria y la nutrición mundial, son el sustento de millones de familias. Proveen alimentos esenciales como frutos, semillas, raíces y carne silvestre, recursos fundamentales para las comunidades indígenas y rurales".

Según cifras del organismo "las cuencas forestales suministran agua dulce a más del 85 % de las principales ciudades del mundo".
Más de 5,000 millones de personas utilizan productos forestales y no maderables para obtener alimentos, medicinas y medios de vida.
La carne de caza es una importante fuente de proteínas para los entornos indígenas y rurales. Más de 3,200 especies de animales salvajes se utilizan como alimento.

En 2022 la Fundación Mundial para la Vida Silvestre (WWF) ofreció un informe "The Vitality of Forests: Illustrating the Evidence Connecting Forests and Human Health" en donde se valoraba la interacción de los bosques y la salud humana. Cada año, 41 millones de personas mueren a causa de enfermedades no infecciosas

La investigación reveló que los bosques reducen los riesgos relacionados con algunas de las principales enfermedades no transmisibles. "La exposición a los bosques puede reducir algunos de los factores que elevan los riesgos de enfermedades no transmisibles, y las hormonas humanas que causan estrés, como el cortisol, la progesterona y la adrenalina, responden significativamente cuando una persona pasa tiempo en un bosque", afirman los investigadores de la WWF.
También confirmaron que los bosques ayudan a reducir las amenazas de enfermedades infecciosas y enfermedades no transmisibles relacionadas con la contaminación, como las enfermedades diarreicas, el cáncer y enfermedades respiratorias, ya que filtran los contaminantes del aire y el agua. "Conservar o restaurar la cubierta arbórea río arriba es clave para la salud y el bienestar de los niños de todo el mundo".
Los bosques tienen un impacto positivo en la nutrición y la seguridad alimentaria.
El potencial de enfriamiento que tienen los bosques es esencial para combatir el riesgo directo de enfermedades relacionadas con el calor, como los golpes de calor.

Las áreas forestales intactas brindan a los animales el hábitat que necesitan para mantener poblaciones distintas y limitan la capacidad que tienen las enfermedades infecciosas de propagarse entre las especies.
Los bosques ayudan a mitigar el cambio climático y sus efectos negativos en la salud. "Nuestra exposición a eventos peligrosos -como el calor y tormentas e inundaciones más severas- aumentará y que el hábitat de vectores comunes de enfermedades infecciosas como mosquitos y garrapatas se expandirá. También sabemos que, a medida que aumente el CO2 en nuestra atmósfera, el contenido nutricional de los alimentos básicos disminuirá.
Ahora ya sabemos cómo los bosques sanan la tierra, la contaminación, el agua, nuevas enfermedades, y lo importante que debemos seguir trabajando para mantenerlos.
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