Un nuevo estudio ha obtenido datos concretos sobre cómo los espacios con mayor biodiversidad estimulan los sentidos humanos y reducen los problemas de salud mental: frente a un escenario en el cual las grandes urbes parecen "devorar" a los entornos naturales más vírgenes, en los cuales es posible una mayor diversidad de especies animales y vegetales, las conclusiones de esta investigación resultan preocupantes, aunque al mismo tiempo pueden entenderse como una oportunidad para el cambio.
se espera que hasta el 70% de la población mundial viva en ciudades densamente pobladas para 2050. Aunque la vida urbana puede beneficiar el bienestar de las personas a través de un mejor acceso a las actividades sociales, la infraestructura sanitaria o las oportunidades de empleo, al mismo tiempo las personas que residen en grandes urbes también experimentan un mayor riesgo e incidencia de enfermedades mentales.
Investigaciones previas han descubierto una asociación entre una mayor incidencia de enfermedades mentales y la vida en la ciudad, que se ha relacionado con una menor exposición a la naturaleza. Por otro lado, existe un creciente conjunto de evidencia empírica que indica que los niveles elevados de naturaleza urbana o la exposición a entornos con mayor biodiversidad se asocian con resultados positivos de salud mental.
De acuerdo a un artículo publicado en The Conversation por uno de los autores del nuevo estudio, los resultados de la investigación sugieren que los beneficios de la naturaleza para el bienestar mental pueden maximizarse protegiendo y promoviendo la biodiversidad en los entornos naturales, como así también en determinadas áreas verdes que funcionen como pulmones en las grandes ciudades.
Múltiples beneficios
Los investigadores aconsejan no privilegiar las zonas de vegetación muy cuidadas, como jardines paisajísticos y parques de césped cortado, que normalmente se asocian con una baja biodiversidad, sino poner especial énfasis en espacios como praderas silvestres y vías fluviales, que proporcionan un hábitat más atractivo para una mayor variedad de plantas y animales.
Los especialistas destacaron que la biodiversidad ofrece más estimulación para los sentidos, lo que puede mejorar la concentración, reducir la fatiga mental y restaurar los recursos cognitivos, como por ejemplo la memoria y la capacidad de atención. Además, las personas que viven en un espacio natural o cerca del mismo tienden a pasar más tiempo haciendo ejercicio o socializando al aire libre, lo que promueve la liberación de endorfinas y otras hormonas que mejoran el estado de ánimo.
Al mismo tiempo, los entornos naturales también desempeñan un papel clave en la reducción de contaminantes y la moderación de las temperaturas. Esto contribuye a reducir la incidencia de afecciones físicas crónicas como alergias y asma, al tiempo que disminuye los niveles de estrés y mejora el bienestar mental.
Los comentarios están cerrados.