A nivel mundial se pierde alrededor del 14% de los alimentos producidos entre su cosecha, venta y consumo.
Pero esta pérdida no solo afecta a nivel económico y social, sino que impacta de forma directa en la nutrición de las personas. “Los desperdicios alimenticios se llevan la posibilidad de alimentarnos correctamente y de poder alimentar a otros”, afirma Diego Recalde, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en El Salvador.
Y es que si todos nos focalizáramos en comprar, cuidar y consumir solo la cantidad de alimentos recomendada por los especialistas, los resultados serían satisfactorios para nuestra salud.
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¿Sabías que un tercio de los alimentos nutritivos producidos no llega a ser consumidos?
Los alimentos como las hortalizas, frutas, carnes o lácteos son perecederos lo que significa que corren el riesgo de dañarse en la cadena alimenticia antes que llegue a nosotros, los consumidores.
Pareciera que el problema entonces se centra en la producción y distribución alimenticia, pero no es así, nosotros también sumamos: cuando botamos alimentos porque no leímos su fecha de caducidad o cuando tiramos toda la fruta o el vegetal completo solo porque se dañó una parte. Somos parte de la cadena.
AHORA BIEN, ¿QUÉ PODEMOS HACER, DESDE NUESTRA COMODIDAD, PARA GENERAR UN CAMBIO?
- ¡Preparemos únicamente lo que vamos a consumir! Hagamos las porciones exactas para nuestras familias y así evitamos comer demás” y tirar lo que nos sobró.
- No vayamos al supermercado sin una lista; podría ser muy peligroso. Antes, verifiquemos lo que tenemos almacenado y anotemos lo que nos falta.
- Tomemos en cuenta fechas y etiquetados de los productos. No dejemos que un producto perezca o caduque.
- Seamos más estratégicos en la cantidad de veces que visitamos las tiendas de alimentos.
- Prefiramos los alimentos locales: frescos y de calidad.
- Al partir una fruta, guardemos la parte que no vamos a comer y guardémosla en el congelador, la siguiente ocasión podríamos prepararnos jugos o mermeladas. Seamos creativos: hagamos salsas, encurtidos y caldos, congelémoslos y luego consumámoslos gradualmente.
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- Cultivemos para que sean nuestras aliadas en la cocina.
Nunca es tarde para cambiar hábitos que nos generen impacto positivo en la salud, bienestar y hasta en nuestras finanzas!
La FAO tiene el propósito de alimentar de manera diferente a El Salvador y el mundo, evitando el consumo excesivo de comida chatarra y azucares bajo la responsabilidad de empujar políticas públicas para que las personas tengan un vivir más saludable y comiencen a nutrirse mejor.
Fuente:
Diego Recalde
Doctor en Economía y Comercio
Representante de FAO El Salvador