El cáncer se puede propagar a casi cualquier parte del cuerpo, esto ocurre porque las células cancerosas se desprenden del lugar donde se forman originalmente y viajan a través de la sangre o del sistema linfático y forman nuevos tumores en otras partes del cuerpo.
Es decir, que un cáncer identificado en una mama podría propagarse a otros sitios de nuestro cuerpo: los huesos, el hígado, los pulmones, etc, esta es una pesadilla para los profesionales de la salud y los pacientes con cáncer, llamada metástasis.
Una reciente investigación realizada por científicos del departamento de Biomedicina de la Universidad de Basilea, en Suiza y publicado en la revista científica Cancer Cell, revela los excelentes resultados para las células del cáncer de mama, a pesar de que la terapia momentáneamente solo se ha probado en ratones.
¿Cómo invade el cáncer otros sitios de nuestro organismo?
Generalmente, las células cancerígenas pueden cambiar sus propiedades moleculares para apropiarse de otras nuevas y una vez separadas de su grupo de células originales viajan a otras partes del cuerpo a través del torrente sanguíneo.
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Por ser células cancerígenas este proceso es el arma más poderosa para propagar la enfermedad.
¿Cómo funciona el engaño?
El grupo de científicos de la universidad suiza han logrado utilizar este arma para actuar contra la propia célula tumoral, impidiéndole que consiga pasar al torrente sanguíneo.
Cuando las células cambian sus propiedades para iniciar su transición epitelial-mesenquimatosa también se vuelven más alterables.
Los científicos suministraron a los ratones utilizados para el estudio una combinación de dos medicamentos: uno para la diabetes tipo II, llamado rosiglitazona, y un inhibidor del crecimiento y la diseminación de las células cancerosas, el trametinib.
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De acuerdo a la investigación, la terapia demostró que las células cancerígenas se convertían en grasa en lugar de continuar la división celular y la metástasis.
El resultado fue que las células grasas eran iguales a las células adiposas corrientes, que no pueden transferirse a otros tejidos ni desplazarse por nuestro organismo a través de los vasos sanguíneos.
Los expertos que llevaron a cabo el estudio esperan que, en el futuro, la terapia pueda servir para utilizarla con los tratamientos de quimioterapia e impedir el crecimiento del tumor y su propagación hacia otros órganos o tejidos.
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