Un estudio del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud de la Universidad de Beira Interior (CICS-UBI), en Covilhã, Portugal, revela que el consumo de té blanco puede ser bueno para personas con prediabetes, una condición en la cual los individuos tienen altos niveles de glucosa en sangre pero no tan elevados como para considerarse diabéticos. La investigación, realizada con ratas, también descubre que esta bebida tiene efectos cardioprotectores.
El equipo de investigación de Branca Silva, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Beira Interior, estudia la composición química de alimentos de origen vegetal y de plantas medicinales para comprobar su actividad biológica antioxidante, antidiabética y anticancerígena. Para este trabajo los científicos eligieron una infusión apenas estudiada hasta ahora, el té blanco, procedente de las yemas y hojas jóvenes de la planta Camellia sinensis, que difiere tanto en su composición química como en sus propiedades sensoriales (sabor, aroma y color) de otros más conocidos, como el té verde.
“Un estudio preliminar nos mostró que supera al té verde en catequinas, sustancias con una fuerte actividad antioxidante que previenen el daño causado por los radicales libres, promotores de varias enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares y las neurodegenerativas, además de varios tipos de cáncer y de la diabetes”, comenta Branca Silva en declaraciones a DiCYT.
Por eso, el grupo de investigación decidió profundizar en el estudio de sus propiedades en relación con la diabetes, una enfermedad convertida en pandemia mundial que causa una serie de complicaciones que arrojan una estadística abrumadora: cada seis segundos muere una persona en el mundo por causas relacionadas con el exceso de glucosa en sangre. El corazón es un órgano especialmente sensible ante este problema.
En los experimentos, los investigadores indujeron en un grupo de ratas la condición de prediabetes. El consumo de té blanco no redujo los niveles de de glucosa, pero disminuyó la intolerancia a esta sustancia y aumentó la sensibilidad a la insulina, que regula la cantidad de glucosa en sangre, tal y como recoge un artículo publicado recientemente por Branca Silva y su equipo en la revista científica Journal of Functional Foods.
Además, “teniendo en cuenta que alrededor del 80% de todas las muertes en diabéticos se debe a problemas cardiovasculares, decidimos evaluar el efecto del consumo de té blanco para el corazón de forma precisa”, señala la investigadora. En este apartado se encontraron importantes diferencias metabólicas entre los animales que bebieron té blanco y el grupo de control que bebía agua. Los niveles de algunas sustancias se normalizaron, contribuyendo a una mejor protección cardiovascular frente a las alteraciones propias del exceso de glucosa. “Nuestros resultados muestran claramente que el consumo regular de té blanco mejora la capacidad antioxidante del corazón”, destaca Branca Silva.
Los investigadores creen que los resultados son extrapolables a humanos, pero hacen falta nuevos estudios para establecer cuál sería el consumo de té blanco recomendable para pacientes prediabéticos y diabéticas. Asimismo, en teoría también sería beneficioso para personas sanas, puesto que no se han encontrado efectos adversos.
En un futuro próximo, este equipo del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud de la Universidad de Beira Interior espera continuar con estos estudios evaluando el efecto del té blanco sobre otros órganos de animales prediabéticos. Existen indicios de que el consumo de esta bebida también puede ser positivo para el cerebro de acuerdo con investigaciones publicadas en revisas internacionales por este mismo grupo, así que los científicos esperan contar próximamente con la financiación necesaria para iniciar un nuevo proyecto que permita corroborarlo.
Fuente: noticiasdelaciencia.com