Para conocer de cerca y de manera brutal la dimensión de la hipertensión arterial hoy en el mundo sólo basta con saber que mata más personas que la sumatoria de varias guerras. Según un último estudio global publicado recientemente por la New England Journal of Medicine, esa sola causa se cobra más de 9 millones y medio de vidas por año. Las cifras hablan por sí solas.
Es por eso que uno de los primeros desafíos que debe vencer la hipertensión arterial (HTA) es derribar su lugar de enfermedad cotidiana en la vida de las personas.
Su condición de enfermedad crónica, no transmisible y asintomática ayuda a naturalizar su presencia como enfermedad de alto riesgo para aquellos que la padecen.
Y este aparente "estado de normalidad" que supone para la mayoría de los mortales es su principal escollo y atributo a la vez para avanzar ladina y silenciosa. Y por eso, irrumpe sin dar síntomas previos a través de un infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal o insuficiencia cardíaca. La peor noticia es que las consecuencias de todos estos cuadros en la mayoría de los casos son irreversibles o fatales.
La hipertensión arterial ocasiona el 13 por ciento de la mortalidad del mundo, es una enfermedad considerada una "serial killer" y está presente en el 80 por ciento de las muertes por causa cardiovascular.
Casi a modo de paradoja y en pleno siglo XXI que pregona cada vez más avances científicos, la población no incorpora el hábito fundamental de controlarse la presión como la mejor herramienta preventiva.
Lo primero que caracteriza a un hipertenso es el incremento continuo de las cifras de la presión sanguínea en las arterias; por ello se convierte en una espada de Damocles para las enfermedades del sistema circulatorio que representan la principal causa de muerte en muchos países.
¿Por qué una enfermedad serial killer?
Las cifras de la presión arterial es un dato fundamental de la historia clínica de un paciente y tiene que estar al alcance del individuo y de la comunidad médica para impulsar y motivar la idea del control.
Que cada individuo conozca las cifras de su presión arterial colabora claramente en la prevención. Y se trata de un hábito que debe arraigarse en la población; ya que el control de la presión arterial disminuye el riesgo de ataque cardíaco y cerebral.
Su denominación de enfermedad "serial killer" convierte en peligroso su avance silencioso con sus consecuencias y la proyección de las cifras.
Fuente: Daniela Blanco, infobae.com