El impacto de la salud mental en la salud física ha sido estudiado desde diferentes perspectivas, pero, principalmente, la psicología social se ha encargado de atestiguar que, incluso un insulto repetido el tiempo suficiente, puede tener un profundo impacto en el interlocutor.
Los seres humanos somos animales sumamente plásticos en lo que a captación de la información de nuestro entorno se refiere.
Cuando se mantienen relaciones que nos pueden dañar -y esta relación puede ser, incluso, una relación tóxica con nosotros mismos y un diálogo interno deficiente o negativo-, todo nuestro arsenal interno trata de contrarrestarlo.
El inconveniente es que, en muchos casos, la salida de ese dolor mental se traduce en problemas psicosomáticos, abuso de sustancias, mala alimentación o sedentarismo.
Ayuda a mantener relaciones sanas
Una buena autoestima combinada con confianza en uno mismo y en los demás -obviamente con inteligencia- es la clave para mantener buenas relaciones.
La inteligencia emocional va de la mano con la salud mental y su ausencia nos priva del contacto humano, una de las necesidades primordiales del ser humano.
Más productivos y manejo de estrés
La vertiente más economicista de la salud mental como importante para la sociedad es esta, pero, desde luego, también se debe tener en cuenta.
De hecho, uno de los motivos por los que cada vez se le está otorgando más importancia es justamente que una mejor salud mental revierte positivamente en la productividad de los trabajadores.
Asimismo, un manejo del estrés óptimo también revierte positivamente después de que se haya constatado la relación entre numerosas enfermedades y el estrés crónico.
¿Por qué nos cuesta tanto, entonces, valorar la importancia de la salud mental y saber encontrar espacios para nosotros mismos? La cuestión es compleja y, en ocasiones, un trabajo mal remunerado y estresante, las deudas, los problemas familiares o sociales pueden influir determinantemente en ella.
Por esto es fundamental recurrir a un profesional en los casos en los que sentimos que nuestras emociones nos desbordan.
FUENTE: Psicoadapta.es
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