Los hermanos que desde pequeños viven en discordia o en constante rivalidad, tienen mayores probabilidades de que este patrón se repita de adultos. En cambio, una relación saludable es más probable que se mantenga así durante toda la vida.
Por lo general, el orden de los hermanos contribuye, de alguna manera, a que sean de cierta forma los hijos. Por ejemplo, la forma de pensar del hijo mayor es más parecida a la de los padres y tiende a ser más responsable; en tanto, los hermanos menores tienden a ser más relajados, cooperativos y más sociables.
Sin embargo, cuando llega un nuevo miembro a la familia es normal que quien lo precede, tenga un periodo de regresión. Se trata de un mecanismo de defensa que nos hace estar en una zona segura.
Esto es, el niño siente ansiedad al pasar por una etapa en la que nunca había estado, por lo que tiende a repetir algunas cosas que realizaba cuando era más pequeño, debido a que se sentía más seguro en ese entonces. Una de las principales consecuencias es sentir celos.
¿Cómo detectar los celos entre hermanos?
Primero, podemos observar estas regresiones: el niño empieza a hablar como bebé; puede empezar a mojar la cama de nuevo, pedir biberón o hacer berrinches si estos ya no los hacia. También se puede hace evidente que elude cualquier contacto con el nuevo integrante de la familia.
Es muy importante ver cómo juega, debido a que a través del juego podemos se puede observar la manera en que percibe y representa a su hermano menor, ya se al dibujarlo o imitarlo.
Ante esta situación, los especialistas recomiendan que, para evitar que el menor sienta celos, se le debe involucrar en el proceso de bienvenida del nuevo miembro. Lo cual se puede realizar en tres etapas:
- Antes del nacimiento: Se le pide su opinión en la decoración o en la ropa del nuevo bebé, con lo cual se sentirá incluido en la toma de decisiones.
- Después del nacimiento: Es importante tratar de brindarle la atención y tiempo necesarios, aunque parezca tarea difícil. Es fundamental que no se sienta desplazado y evitar que piense que los demás ya no lo quieren o aprecian.
- Si los hijos son mayores, y existen conflictos o peleas, la clave es que no exista favoritismo o preferencia por alguno. A cada uno se le debe ofrecer la misma cantidad y calidad de tiempo, además de consultarles las decisiones por igual.
De esta manera, se podrá construir una relación más armoniosa y equitativa entre los hermanos, lo cual redundará en una mejor colaboración tanto a nivel familiar, como social.