Los termómetros comienzan a subir y, en algunos territorios del panorama nacional, superan los 30 grados. Con estas temperaturas, el sol brilla con mucha fuerza, y es necesario tomar precauciones para evitar que el calor perjudique a nuestra salud.
Cuántas más precauciones, mejor. Y no solo para aliviarnos de este calor sofocante de la época estival, sino también porque, según exponen los expertos de la Fundación Española del Corazón (FEC), siendo precavidos podemos proteger nuestra salud cardiovascular.
Las precauciones, además, son importantes especialmente en pacientes cardiópatas, para quienes las altas temperaturas encierran más riesgos.
Lo cierto es que, en verano, el sistema circulatorio se ve afectado, ya que cualquier situación donde el organismo pierda más líquidos de lo habitual, hace que disminuya el volumen de líquidos del torrente circulatorio, lo que, sumado a una vasodilatación de todo el sistema arterial producida por el calor, conduce a una circulación más lenta.
Así, la pérdida de líquidos debido al sudor del verano puede afectar especialmente a quienes sufren patologías cardiovasculares. Según explican los expertos, con mucho calor son más probables las alteraciones del mecanismo de termorregulación. Además, también incrementan los estados de deshidratación y disminuye de forma drástica la tensión arterial que, en muchos casos, pueden derivar en un golpe de calor.
La FEC señala que las principales causas de mortalidad durante las olas de calor se relacionan con las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, además de las respiratorias. Por ello, esta entidad recuerda la importancia de no olvidar el cuidado del corazón durante la época estival.
"Las altas temperaturas propias de esta época del año son uno de los principales enemigos de nuestro corazón en verano. Los cambios en los hábitos y rutinas también pueden acabar afectando a la salud cardiovascular", expone el vicepresidente de la FEC, José Luis Palma.
Hidratarse bien y continuamente
La clave para evitar que el calor nos afecte es hidratarse bien, incluso aunque no se tenga sed. De hecho, la FEC aconseja beber varias veces al día, concretamente entre dos y tres litros diarios, aunque no se tenga sed.
En caso de no hacerlo, podemos sufrir una sensación de cansancio, leves mareos, cifras bajas de presión arterial o taquicardia, seguido de contracturas musculares o calambres, que son los síntomas de la deshidratación.
"En verano perdemos más líquidos y hay que recuperarlos, porque si llegamos a deshidratarnos, algunos órganos, como el corazón, pueden dejar de funcionar adecuadamente. Por ejemplo, una situación prolongada de deshidratación puede provocar la aparición de arritmias", detalla Palma.
Si la deshidratación es extrema, pueden llegar a aparecer convulsiones o puede darse una pérdida total del conocimiento. Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, la primera recomendación de los especialistas es hidratarse.
Además, los profesionales recomiendan que, si nos encontramos con adultos mayores o niños, para quienes suele pasar más desapercibida la sensación de sed, es buena idea recordarles que deben beber agua con frecuencia.
Acordarse de la medicación
Respecto a la adherencia al tratamiento, la FEC recuerda la necesidad de usar alarmas en el teléfono móvil para recordar la hora a la que corresponde la medicación de cada persona.
La misma entidad asegura que es imprescindible que los pacientes cardiovasculares lleven consigo un informe médico actualizado.
Evitar la exposición solar en horas de más calor
Otro factor que debe tenerse en cuenta es evitar la exposición solar durante las horas centrales del día, concretamente entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde.
También se debe usar ropa adecuada al clima y al nivel de actividad que se vaya a realizar y llevar gorro, ya que la mayor parte del calor corporal se pierde por la cabeza.
Cuidar la alimentación
Aunque en verano es más habitual comer fuera de casa, desde la FEC recomiendan que los pacientes cardiovasculares se elaboren su propia comida, pese a que recuerdan que también se puede comer saludable en bares y restaurantes.
"Debemos decantarnos por el pescado frente a la carne, evitar los fritos como guarnición y elegir mejor, verduras. Otra opción saludable en verano son las ensaladas. Y para el postre, fruta, en lugar de dulces o helados", explica el doctor.
Desde la FEC aseguran que si se lleva a cabo una dieta sana y equilibrada en la que se controlen la sal, las grasas y los azúcares, esa persona se estará protegiendo correctamente de los riesgos asociados a las altas temperaturas. En el caso de que se tomen diuréticos, se debe pedir al médico que ajuste la toma para que no se elimine en exceso el agua corporal en momentos de calor y humedad.
Cuidado con el ejercicio físico
En cuanto al ejercicio, el corazón de las personas con insuficiencia cardiaca tiene menor capacidad de reserva para eliminar el calor del cuerpo y puede sobrecargarse con más facilidad, por lo que evitarán riesgos innecesarios si dejan de hacer deporte en condiciones de mucho calor y humedad.
Los expertos de la FEC recomiendan que se haga el ejercicio que el médico haya pautado a primera hora del día o a última de la noche, cuando suelen bajar las temperaturas.
Además, otros consejos que comparte la FEC se basan en evitar el consumo de alcohol y bebidas azucaradas; tomar el sol con protección; descansar adecuadamente y evitar lugares concurridos y de interior. "Para minimizar el riesgo de contagio por coronavirus, es fundamental evitar lugares concurridos y elegir espacios en exteriores para llevar a cabo las diferentes actividades veraniegas", zanja el vicepresidente.