¿Estás acostumbrado a postergar siempre tus actividades? Si la respuesta es sí, detente y lee con atención qué debes hacer al respecto para cambiar este preocupante hábito.
La procrastinación es el hábito que “mata metas” por excelencia; es, también, la conducta de dejar las tareas para “más adelante” de forma voluntaria, aun siendo conscientes que dicho aplazamiento.
Puede tener consecuencias indeseables para nosotros, de acuerdo a Piers Steel, psicólogo canadiense, destacado por sus estudios acerca de la motivación y la procrastinación.
Esta mala práctica nos aparta de nuestros objetivos, afecta nuestra autoestima y estado de ánimo, nos acumula de trabajo, nos impide obtener los resultados deseados y nos hace ganar una mala reputación. La Licda. Katherine Sensente, psicóloga, nos amplia.
LA RAZÓN
Este mal hábito se debe a una capacidad reducida de gestionar emociones; es una forma de enfrentarse a estados de ánimo destructivos y desafiantes como el aburrimiento, la ansiedad, inseguridad, frustración, etc. Además, nos brinda una sensación de “alivio temporal” en el presente inmediato, ya que suspender momentáneamente las tareas que no queremos realizar, nos “representa alivio, paz y tranquilidad”.
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MAL MANEJO DE EMOCIONES
La procrastinación es un problema de falta de regulación emocional, no un problema de gestión del tiempo que inicia desde no poder lidiar con el aburrimiento o irritabilidad.
Es decir postergar hacer actividades poco placenteras, que no generan interés, hasta lidiar con sentimientos más profundos relacionados a la tarea, como tener inseguridad, baja autoestima, ansiedad, sensación de incapacidad, etc.
Todo esto puede llevarnos a pensar que dejar de lado una tarea y distraernos en otra actividad en la que sí nos sentimos seguros o nos genere placer. Sin embargo, eso solo nos genera estrés, ansiedad, y sentimientos de culpabilidad al no completar lo pendiente.
LA SOLUCIÓN
- Trabaja con base en recompensas emocionales y ten claro las consecuencias positivas de hacer la tarea.
- Aplica la ley de los 5 minutos: “si las personas se esfuerzan al terminar lo que les da 'pereza' por cinco minutos cronometrados, los síntomas de desánimo pueden disminuir”, según Mel Robbins, reconocida oradora estadounidense.
- Prioriza tareas: el Dr. Stephen Covey, en su libro "primero lo primero" habla sobre los cuatro cuadrantes de la productividad:
a. Importante y urgente: hazlo ya.
b. Importante y no urgente: planifícalo.
c. No importante y urgente: si puedes delega, puede esperar.
d. No importante y no urgente: minimiza o deséchalo.
- Divide el trabajo en pequeñas tareas, teniendo clara la meta grande; distribuye en metas pequeñas fáciles de manejar y que puedan realizarse en menos tiempo.
- Fija plazos, establece una fecha límite para tener hechas tus tareas.
- Evita las distracciones: aleja tu celular y no entres a tus redes sociales a menos que trabajes en ellas.
- Haz tiempos dosificados, usando el método pomodoro: busca un temporizador y divide el tiempo en intervalos fijos de 25 minutos de trabajo seguidos de cinco minutos de descanso.
Fuente:
Licda. Katherine Sensente
Psicóloga y consultora familiar
Instagram: @katherine.psico
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