¡Por fin! Intensamente 2, una de nuestras películas favoritas de Pixar llegó a cines.

Fue en 2015 cuando la primera película nos introdujo a Riley Andersen, una niña cuya mudanza a San Francisco despertó confusión en su interior. Gracias al Cuartel Central, un espacio dentro de su mente donde se encuentran varias emociones, pudimos entender la importancia de aceptar cada una de ellas y jamás minimizarlas.

Mejores lecciones de Intensamente 2

¡Sal de tu zona de confort!

Así como en la primera película, Intensamente 2 nos hace un recordatorio de la importancia de atrevernos a vivir nuevas experiencias para crecer.

Riley está a punto de entrar a la secundaria y a pesar de lo aterrada que se siente por esta etapa que está por comenzar, se da la oportunidad de sumarse a un campamento en donde conocerá a nuevas amigas. Aunque no fue nada sencillo adaptarse, ella logra superar sus miedos y poco a poco se da cuenta de que los comienzos pueden ser positivos.

La memoria no es precisa

La cinta explora el proceso de consolidación de la memoria, mostrando cómo algunos recuerdos cambian con el tiempo y con nuestro estado de ánimo. Es decir, una anécdota feliz puede volverse melancólica si se recuerda durante un momento de tristeza, y un recuerdo temeroso puede parecer menos intimidante en un contexto más seguro.

La importancia del equilibrio emocional

Así como en la primera película, Tristeza nos enseñó a que todas las emociones son válidas y a veces es necesario llorar para desahogarnos y ser felices, en esta nueva entrega, somos testigos de que la ansiedad o la envidia también llegan a apoderarse de nosotros, y sentirlas no tiene nada de malo. El truco para evitar que nos destruyan es aceptándolas y trabajándolas, para que no terminen con nuestra seguridad y autoestima.

Date tiempo de conocerte y no te juzgues

Tal como vemos en Intensamente 2, Riley está creciendo y esto significa que nuevas emociones llegan a ella, como lo es: ansiedad, vergüenza, aburrimiento y envidia.

Al inicio, se siente culpable por sentirlas, porque considera que la alejan de sus valores; sin embargo, en lugar de reprimirlas, se da cuenta de que es mejor externarlas y aprender de ellas.