El deseo de independencia y la búsqueda de la identidad pueden ser un camino difícil tanto para padres como para hijos. No obstante, se puede mantener una buena comunicación poniendo en práctica algunos trucos.
Por otra parte, estos te ayudarán a conseguir que la relación mejore y crezca. Para hablar con un hijo adolescente no hace falta complicarse tanto como parece.
Recuerda que ya no es un bebé
Aunque tú sigas viéndolo con mucho amor y ternura, no debes etiquetarlo ni referirte a él como si aún fuese un bebé. Por lo general, los adolescentes rechazan este tipo de expresiones de cariño porque no les hace sentirse validados ni respetados como personas.
Así que nuestro primer consejo para hablar con un hijo adolescente es procurar dejar de lado los gestos infantiles y no recordarles cada dos por tres lo tiernos que fueron hasta hace poco. En este sentido, hay que saber adaptarse y crecer con ellos.
Evita el enfrentamiento
Debes asegurarte de que se sienta cómodo hablando contigo sobre sus experiencias y asegurarte que puede confiar en ti sin temor a ser reprendido. El hecho de que él se abra a ti y tú respondas con el castigo le enojará y provocará que no te cuente el mismo tipo de intimidades en el futuro, ya que dejará de buscar el apoyo que necesita en ti.
Para mantener una buena conversación con él, debes tratar de ser lo más proactiva posible, aportando temas que son de su interés, como pueden ser sus amistades, sus juegos favoritos, las actividades que practica, etcétera.
Intenta comprender su punto de vista
Incluso si no estás de acuerdo con lo que dice, trata de no emitir juicios duros en voz alta. En su lugar, trata de mantenerte neutral sobre cualquier tema del que opine y no devalúes su opinión ya que, si no, solo conseguirás alejarlo de ti.
Para favorecer la buena comunicación, demuéstrale que estás deseando conocer su punto de vista y escuchar su mensaje. De esta manera, será más probable que responda de manera respetuosa cuando se decida a hablar.
Mantén la calma
Para hablar con tu hijo adolescente es esencial mantener la calma. En ese sentido, asegúrate de que puedes controlar tus emociones cuando hables con él, ya que responder de forma agresiva puede provocar una reacción explosiva y causar preocupaciones innecesarias.
Resulta mucho más fácil resolver un problema si hablas de él de manera pausada. Los gritos le harán sentir a la defensiva y lo más común es que su reacción sea la misma o que irrumpa, poniendo fin a la conversación.
Evita forzar la conversación
Si detectas que tu hijo no desea entablar una conversación contigo, no debes molestarle, ya que provocará que se aleje más todavía. Acepta que ahora quizás no es el momento adecuado para abordar el problema. Asegúrale que estarás ahí para cuando esté listo para hablar y que, en consecuencia, tu puerta estará siempre abierta.
También vale la pena buscar apoyo externo; podría ser que su adolescente se sienta más cómodo hablando a alguien que no conoce. Puede ponerse en contacto con un terapeuta o un psicólogo.
Escucha lo que tiene que decir
Antes de intentar aconsejar a tu hijo, debes asegurarte de haber escuchado todo lo que tenía que decir, sin emitir ningún tipo de juicio ni anécdota. Por lo tanto, préstale atención, considera cuidadosamente lo que te ha dicho y sugiere que de manera conjunta encontraréis una forma productiva y positiva con la que poder resolver la situación y avanzar.
No lo tomes como algo personal
Cuando las personas están enojadas, frustradas o molestas a veces dicen cosas que no quieren decir. Trata de no tomar el mal humor de tu hijo adolescente o lo que dice con la intensidad del momento. A veces, cuando estamos estresados, perdemos la claridad de la visión y decimos cosas que en realidad no queremos decir para lastimar a la otra persona.
Debes tenerlo en cuenta si dice algo que pueda herirte para no reaccionar de forma explosiva a sus comentarios. En su lugar, debes sugerir que continúen la conversación cuando se hayan calmado las aguas y el adolescente esté listo para hablar.
FUENTE: Eresmama.com
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