La agorafobia es un miedo patológico o temor obsesivo a espacios abiertos o situaciones que ponen a las personas fuera de un contexto seguro. Esta se ha relacionado estrechamente con el trastorno de pánico.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), una de las características de la agorafobia es la ansiedad, y quienes sufren este padecimiento suelen experimentar niveles elevados de angustia al verse expuestos en situaciones a las que les es difícil escapar o pedir ayuda.
Si bien este trastorno se viene estudiando desde el siglo XIX, el confinamiento generado por el COVID-19 ha hecho que los casos aumenten. Sobre el asunto, Juliana Urrego Nieto, coordinadora del Centro de Atención Psicológica de la Universidad Antonio Nariño, comentó:
“Hay factores como la pérdida de empleo, disminución de la capacidad económica de los hogares a nivel mundial, dificultades de salud, incertidumbre que genera pensar en el contagio de forma inesperada y el no tener certeza de que pueda suceder en el mundo, entre otras situaciones, que están multiplicando la ansiedad y angustia, eso lleva a un posible diagnóstico temprano”.
Aunque la situación actual puede ser determinante, existen otros múltiples factores por los cuales se puede adquirir un trastorno mental.
Un mal que aqueja a todos
Es importante tener en cuenta que la agorafobia no sólo se presenta en adultos, también está presente en niños y jóvenes. Por ejemplo, en la niñez puede manifestarse por el miedo a tener contacto con las personas, lo que lleva al aislamiento y poca interacción con otros niños de su misma edad.
Aunque el proceso de tratamiento pueda ser largo, es relevante indicar que quienes la padecen o la empezaron a sufrir durante la pandemia, pueden intentar cambiar parte de su rutina como proceso de recuperación.
La Coordinadora del Centro de Atención Psicológica de la UAN, informó que es aconsejable volver a pasear con prudencia en los parques cercanos a la casa, hacer ejercicio al aire libre, pero respetando el distanciamiento, tratar de cambiar de ambiente para oxigenar la mente y el cuerpo, estos son pequeños pasos para disminuir los niveles de ansiedad e incertidumbre.
Recuperar la confianza es posible con las medidas de bioseguridad, muchas instituciones han insistido en utilizar en el campo de la salud física en estos momentos. Para regresar a la nueva normalidad, se deben retomar actividades cotidianas de manera paulatina, buscando retomar los horarios y las actividades que se llevaban a cabo antes de ingresar en el confinamiento.
Si en las cuarentenas se realizaban actividades académicas y laborales que pudieron incrementarse en la dedicación de la jornada, hay que nivelar con espacios de esparcimiento para compartir con la familia, leer un libro, hacer ejercicio, ver una película o salir a dar una caminata.