Se afirma que el ajo es nutritivo, que combate el colesterol, favorece el sistema inmunitario, reduce la presión sanguínea, es antiinflamatorio, evita resfriados y hasta podría mejorar la condición en quienes padecen asma pero, además...
Mejora la circulación de la sangre
El ajo es rico en vitamina B, un compuesto esencial que reduce los niveles de homocisteína. Esta sustancia es la responsable de endurecer los vasos sanguíneos y de traernos múltiples problemas como trombosis o enfermedades de las arterias coronarias. Consumir un ajo en ayunas nos puede ayudar a combatir estos problemas.
Bueno para el hígado
El ajo es sobre todo un excelente desintoxicante para nuestro organismo. Nos ayuda a depurar toxinas, a eliminar parásitos y a liberar del cuerpo metales pesados como el mercurio o restos de medicamentos que el hígado no puede procesar. El ajo es rico en vitaminas A, B y C, muy adecuadas para estimular las funciones hepáticas. Otra de sus virtudes es la de desinflamar, de ahí que sea muy saludable consumir un ajo diario en caso de tener el hígado graso.
Bueno para resfriados y afecciones pulmonares
Si cada vez que coges un resfriado acabas con mucha mucosas el ajo te viene muy bien porque descongestiona y es un buen antibiótico natural para tratar problemas pulmonares. Si sufres de sinusitis o estás pasando una época con mucha tos, puedes hacer vahos o prepararte algún jarabe a base de ajo.
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Reduce los niveles de colesterol
El ajo contiene alicina, una sustancia que cuida de nuestro sistema cardiovascular. Tanto es así que consumir cada día un diente ajo natural puede reducir el colesterol malo en un 9%, así lo asegura la Fundación Española del Corazón.
Cuida nuestro aparato digestivo
No se trata de comerse una cabeza de ajos cada día. La clave está en el equilibrio. Si nos acostumbramos a tomar el ajo como un medicamento cada mañana, en pocos días notaremos sus beneficios. Las digestiones se realizan mucho mejor porque el ajo estimula los ácidos gástricos y los alimentos se digieren y absorben adecuadamente.