La próxima vez, cuando te ates los cordones de las zapatillas y vayas al gimnasio, a correr o practicar el deporte que sea, ten en cuenta estos pequeños errores que te harán más mal que bien a la hora de hacer ejercicio.
- EJERCITAR JUSTO DESPUÉS DE COMER
Un clásico. Poseemos poco tiempo y entrenamos a toda máquina y con la comida dando tumbos en el estómago. Si es tu caso, lo más factible es que esos días tu rendimiento se reduzca bastante. Y es que luego de comer, tu organismo empieza a hacer la digestión y destina gran parte de tu energía a ése proceso. Aparte de lo incómodo que resulta y más si la comida es alta en grasas o hidratos.
Si sólo dispones de este horario para entrenar, invierte el orden. Entrena antes de comer y asegúrate de no hacerlo vacío, una o dos horas antes puedes comer algo ligero. La ecuación perfecta para ejercitar es: nada en el estómago, algo en el cuerpo. Y para eso deberás esperar al menos unas 3 horas tras de la comida principal del día.
- EJERCICIO EN AYUNAS
Y luego está lo contrario: entrenar sin haberle colocado gasolina a nuestro cuerpo. Sin nada en el estómago, el agotamiento alcanzará antes motivado a que no hay reservas de glucógeno en tu organismo, ya que se gastaron durante el sueño. Igualmente mucha gente piensa que entrenando en ayunas, el cuerpo quemará más grasa; lo cual es más una conjetura que una evidencia científica.
Si eres de los que se levantan pronto y salen al gimnasio o a correr; antes de ponerte a entrenar cómo un loco, toma un bocado a base de proteínas e hidratos. Un cóctel ligero que puedes beber en forma de batido de frutas una media hora antes de comenzar. Tienes mil opciones. Y recuerda estar hidratado.
- ENTRENAR SIN HABERTE RECUPERADO DE UNA LESIÓN
En estos tiempos acelerados en que vivimos no nos gusta perder tiempo. Y para un deportista, una lesión es lo peor que le puede ocurrir. La impaciencia nos logra llevar a ejercitarnos de nuevo antes de tiempo, con el peligro de una recaída que eso conlleva. Consulta con tu médico y no vuelvas a dar el 100 % hasta que el dolor haya desaparecido por completo. Ante cualquier duda o molestia, detén tu adiestramiento y no tengas prisa, el gym te estará esperando.
- HACER UN EJERCICIO QUE NO HABÍAS PRACTICADO NUNCA
No decimos que hacer un nuevo ejercicio sea malo, sino que te pongas a hacer un ejercicio o deporte del que no posees conocimiento alguno. Sin inspección. Antes de cualquier descubrimiento consulta a tu monitor, entrenador personal, fisioterapeuta o tu médico para saber cuáles son los pros y los contras de ésa actividad y cómo se ejecuta correctamente. Por ejemplo; todos sabemos correr, pero nunca está de más saber qué tipo de pisada poseemos, la superficie dónde nos vamos a entrenar, nuestra condición física, lesiones, etc.; y más si nos vamos a dedicar a ello con frecuencia.
- ENTRENAR CON DOLOR MUSCULAR
El mito de que “el dolor es bueno”, aún sigue campando a sus anchas. Y derivado de eso aparecen otras pequeñas leyendas, cómo que si entrenas con dolor tu músculo tendrá un beneficio extra: gran error. Si posees dolor, olvídate del agua con azúcar y de adiestrar la zona que tengas afectada. En lugar de eso opta por una suave caminata para activar la circulación y no vuelvas a ejercitar hasta que sientas que la zona está recuperada. Y cuidado con los estiramientos.
Recuerda que, ante cualquier duda, consulta con un profesional para que te asesore en tus logros o dudas.
Fuente: Mujerhoy