El mes de ayuno del Ramadán, que se prevé comience a fines de esta semana, es cada año fuente de problemas de salud debido a los desarreglos de comida y sueño, y ello pese a que los especialistas médicos en el mundo musulmán tienen una serie de consejos para hacer de este mes de privaciones un aliado y no un enemigo para la buena salud.
Durante este mes los musulmanes se abstienen de comer y beber o fumar desde el amanecer hasta la puesta del sol, momento en que los fieles se sientan ante mesas llenas de comida copiosa y platos típicos del mes, muy condimentados, llenos de calorías, grasas y mucho azúcar.
Para muchos musulmanes romper el ayuno es sinónimo de comer con avidez, algo que los dietistas desaconsejan firmemente porque causa un aumento de peso además de problemas digestivos y de sueño.
El nutricionista marroquí Nabil Ayachi alerta sobre esta dieta incorrecta y lamenta que muchos no capten el verdadero sentido del mes de Ramadán, destinado más bien a purificar el organismo.
"Ramadán es el único mes en el que se pueden perder hasta siete kilos de peso sin riesgos" afirma Ayachi, ya que el cuerpo, como reacción al ayuno, recurre a la grasa como segunda fuente de energía durante las horas de abstinencia, lo cual puede favorecer la pérdida de peso y hasta la reducción del nivel de colesterol malo en el cuerpo.
Para una dieta sana Ayachi aconseja a los ayunantes comer sano, despacio y en pequeñas cantidades, comenzado por un iftar (comida con el que se rompe el ayuno) ligero, como agua y dátiles, frutos ricos en monosacáridos y fáciles de digerir.
Tras romper el ayuno, es preferible esperar un rato antes de continuar el iftar, con un menú que incluya comidas ricas en vitaminas, minerales, proteínas y fibras. Por ejemplo: pan, sopas de verduras, frutas o carne, pero siempre teniendo presente la regla de beber líquidos y agua, comer gradualmente y en pocas cantidades hasta que el cuerpo se sienta saciado.
Lo principal es evitar comidas con alto contenido de grasas saturadas y también los guisos fuertes o los dulces y pasteles con excesivas cantidades de azúcar y mantequilla, ya que pueden provocar problemas de digestión, acumular grasas en el cuerpo y hasta causar estreñimiento.
Lo cierto es que son esos alimentos desaconsejados por los médicos los que triunfan en una mesa de Ramadán. Para los que no quieren privarse de ellos, un consejo: cómanlos en pocas cantidades y varias horas después del iftar.
Para el sohur, la comida del alba previa al comienzo de un nuevo día de ayuno, Ayachi recomienda alimentos ligeros como verduras poco cocidas, pan y jugos de frutas, y huir de platos grasos o condimentados que pueden causar problemas gástricos, así como comidas muy saladas o dulces que causan sed.
Comer sano significa, además, reducir los trastornos de sueño, otro problema típico en este mes en el que se duerme poco por la multiplicación de ritos religiosos y actividades sociales durante la noche.
Muchos permanecen toda la noche despiertos, y compensan esas horas durmiendo de día, pero aquellos que trabajan en el exterior se pasan el día luchando contra el sueño y con aspecto cansado.
La solución está en intentar acostarse inmediatamente después del tarawih (oración adicional del Ramadán que se hace antes de la medianoche), levantarse poco antes de la oración del alba para el sohur y volver a dormir otra vez. También se puede hacer una siesta por la tarde, pocas horas antes del iftar. Es decir, distribuir las horas de sueño en varias tandas.
Por último, está la cuestión del deporte: ¿Es sano quemar calorías y sudar cuando no se tiene derecho a beber para aliviarse? ¿No será mejor cesar las actividades físicas durante el Ramadán? También para esto hay algunas pautas:
Los especialistas recomiendan hacer deporte poco antes del iftar, alejarse lo más posible del sol y hacer ejercicios no penosos, que incluso pueden tener un efecto positivo para quemar las grasas.
Esto habrá que acompañarlo con una alimentación sana y rica en potasio, que ayuda a garantizar durante las horas de ayuno el equilibrio de hidratación del organismo.
A los que hacen deportes duros que suponen un gran esfuerzo físico los especialistas les recomiendan dejarlos hasta después del iftar, en las horas nocturnas. EFE