Día a día se presentan diferentes situaciones que nos causan estrés, lo notemos o no, esto puede pasarnos una factura grande y aún más si no has identificado cómo tu cuerpo procesa este estrés.
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DOLOR DE CERVICALES
Casi un 50% de las personas con estrés crónico sufren este síntoma. Y es que la zona cervical, cuando se vive bajo una tensión continuada, tiende a agarrotarse ante cualquier situación: una discusión, un pequeño contratiempo... También ocurre con otros músculos de la espalda.
De hecho, el estrés provoca que muchas personas vivan “eternamente" contracturadas.
2. CAÍDA DEL PELO
El estrés altera la absorción de oligoelementos y aminoácidos básicos y estrecha las arterias, limitando la circulación en el cuero cabelludo.
3. PROBLEMAS DIGESTIVOS
A través del aparato digestivo pasan muchos nervios, por lo que este es muy sensible a cualquier trastorno emocional.
El movimiento natural de los intestinos se altera cuando se está bajo tensión, lo que puede causar desde diarrea hasta estreñimiento, dependiendo de la persona.
También aumenta la acidez del estómago, porque se segrega un exceso de jugos gástricos. Por otro lado, la presión constante también hace que comas más rápido, provocando gases de forma indirecta.
4. ALTERACIONES DEL SUEÑO
Unos niveles altos de cortisol te mantienen en un estado de alerta tal que dificultan la relajación y, por tanto, te cuesta dormirte. De hecho, el estrés está detrás del 85% de los casos de insomnio, y las mujeres de entre 40 y 49 años son las más afectadas.
5. MAYOR IRRITABILIDAD
¿Tienes ganas de "morder" a la gente, a pesar de que no está en tu naturaleza, y sientes que necesitas hacer un gran esfuerzo para controlar tu temperamento?
Esto se debe a que el estrés constante hace que generes menos dopamina, la hormona del bienestar. En esa situación, casi cualquier contratiempo puede hacer que perdamos un poco el control.
6. PROBLEMAS EN LA PIEL
Un eccema o una urticaria también puede ser una respuesta a una situación de tensión mal controlada. Y es que el exceso de cortisol en el cuerpo estimula la liberación de histamina, que puede acabar provocando estos trastornos dermatológicos.
Además, reduce la producción de colágeno y elastina, las fibras que dan elasticidad a la piel, provocando mayor flacidez. La adrenalina también provoca que empeore el acné.
7. SE TE OLVIDAN MÁS COSAS
El cortisol que se genera con el estrés reduce la actividad del hipocampo del cerebro, el área donde se gestionan y se consolidan los recuerdos.
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