Según la Fundación Española del Corazón (FEC), la hipertensión mata cada año a 7,5 millones de personas.
Peligros de la hipertensión
Esta enfermedad, que puede afectar en muy distintos grados y que pasa desapercibida por hasta un tercio de las personas que la sufren, puede llegar a provocar graves daños en todo el organismo, desde las arterias y el corazón a los riñones y el mismo cerebro, entre muchas otras complicaciones y disfunciones.
Además de la edad, una alimentación poco adecuada y un modo de vida sedentario son dos de sus grandes detonantes, de ahí la importancia de mantener un estilo de vida sano y activo. Uno de los principales aliados que podemos encontrar en la lucha contra la hipertensión, además de, evidentemente, la atención médica, es un alimento barato, sabroso y terriblemente fácil de encontrar: el ajo.
Según un estudio realizado por la Universidad de Valladolid, el ajo actúa como protector de la salud cardíaca, ayudando a reducir el conocido como colesterol malo y a regular la tensión gracias, entre otras cosas, a sus efectos vasodilatadores.
Sin embargo, no es necesario lanzarse a masticar dientes de ajo para fortalecer el sistema cardiovascular: la dieta mediterránea contempla el uso del ajo como ingrediente en todo tipo de platos, y hay aún más formas de consumirlo para aportar variedad y evitar el aburrimiento en la dieta.
Así, los dientes de ajo como tales se usan a menudo en todo tipo de platos típicos, y en muchas zonas es tradicional su consumo en crudo por las mañanas. También es común el restregar un diente de ajo cortado contra una tostada de pan, regada después con unas gotas de aceite de oliva.
Sal de ajo
Otro gran recurso es elaborar la conocida como sal de ajo: un sustituto de la sal elaborado a base de ajo y aceite, que ayuda así doblemente en la lucha contra la hipertensión. Para hacer sal de ajo solo hay que sofreír los ajos pelados en una sartén con un poco de aceite de oliva, procurando siempre que no se quemen. Tras esto, se secan del aceite y se guardan en un recipiente que los mantenga libres de humedad. En adelante, en lugar de añadir sal a un plato, se puede simplemente rallar uno de los dientes sofritos, al gusto.
Té de ajo
Preparar té de ajo resulta también un gran complemento muy agradable de tomar tras el almuerzo o a media tarde. Para ello se debe poner un vaso de agua a hervir y, una vez llegado al punto de ebullición, se le añade un diente de ajo triturado junto a 3 gramos de jengibre rallado y una cucharada de miel. Tras 20 minutos de cocción a fuego lento se cuela la infusión, ya lista para tomar, a la que se puede añadir también una cucharada de jugo de limón.
Esto no es todo, hay otros muchos modos de tomar este gran alimento, como macerado en aceite o comprado en seco como especia. Tenemos la suerte de disfrutar de la considerada como la más sana de las dietas del mundo: la mediterránea, que tiene este gran aliado en la lucha contra la hipertensión como uno de sus alimentos básicos. Solo es cuestión de saber aprovecharlo bien.