“Somos la única especie que consume la leche de otra especie”, afirma el gastroenterólogo Mauricio Saca, de la misma manera que señala que el ser humano no ha sido diseñado para este tipo de ingesta.
Cuando la bebemos, nuestro cuerpo, a través de la lactasa, una enzima presente en las vellosidades del intestino delgado sintetiza la lactosa, es decir, el azúcar presente en la leche de la vaca y de esta manera aprovechar sus nutrientes.
De acuerdo con la nutricionista y dietista Vittoria Amaya, una deficiencia de esta enzima produce la muy renombrada intolerancia a la lactosa, una de las tantas enfermedades que se generan a raíz de este alimento.
Leche de vaca vs leche materna
“La leche de vaca no debería ser consumida en ninguna etapa de la vida del ser humano”, afirma Saca. Claro está, la importancia de su consumo radica en la cantidad de calcio que nos proporciona y nos beneficia en nuestro desarrollo óseo, pero es importante conocer que este elemento se encuentra en otros alimentos.
“Insisto, la leche en sí es un gran alimento. La culpable no es ella, sino nuestra mala praxis en su producción”, aclara Guillermo Rodríguez Navarrete, doctor en Nutrición, añadiendo que la alimentación de la vaca ha cambiado de gran manera que influye en la carne y en la leche.
Si de consumir leche hablamos, lo más seguro es la leche materna y en esto todos los expertos coinciden. “La lactancia materna es producto de miles de años de evolución, en la que el cuerpo sabe qué es lo que le hace falta al niño y va cambiando de acuerdo con las necesidades. No hay ninguna fórmula que pueda sustituirla”, asegura Rodríguez Navarrete.
Para Saca, es sencillo: la leche materna suple todos los nutrientes necesarios y debe ser proporcionada al bebé las 24 horas durante sus primeros seis meses, “ni siquiera necesita agua”, asegura.
El verdadero problema
Para Rodríguez Navarrete, el problema del consumo de la leche de vaca radica en la producción actual, en la que cada una es sometida a un promedio de ordeñamiento de 300 veces al día, a lo que se suma el hecho que la mayoría de ellas están embarazadas.
¿El problema de una vaca embarazada? Su alto contenido de estrógenos en la leche. Para Navarrete, este es un factor importante en la gran cantidad de casos de cáncer de próstata y mama. Y es principalmente, la razón por la que la Harvard School of Publi Health decidió eliminar recientemente la leche y los lácteos de la dieta diaria y añadir en su lugar los muy recomendados dos litros diarios de agua.
Más opiniones
Recientemente, la cadena de noticias CNN enumeró cuatro razones por las que el consumo de la leche de vaca es contraproducente.
1) Muchos somos intolerantes a la lactosa, sin saberlo…
Datos de la facultad de medicina de Harvard, indican que hasta el 70 % de la población mundial es intolerante a la lactosa.
2) Nuestro cuerpo no puede absorber el calcio contenido en la leche
La caseína, una proteína de la leche de la vaca impide que podamos absorber el calcio y esto, se debe a que al consumir proteínas animales, el PH de la sangre se vuelve ácido y el organismo, como reacción saca parte del calcio que tenemos en los huesos para poder neutralizar esa acidez.
3) Su consumo aumenta el riesgo de asma y otras alergias
La misma caseína, se adhiere a los vasos linfáticos del intestino, impide la absorción de nutrimentos y ocasiona así problemas inmunológicos, alergias y asma.
4) Puede causar cáncer
Para que la vaca produzca leche en altas cantidades se debe a la presencia de la hormona recombinante de crecimiento bovino que se relaciona con otra hormona, denominada factor de crecimiento insulínico y que ha sido relacionada con el cáncer de mama, próstata y ovarios, según datos del Instituto Nacional del Cáncer, publicados por la Universidad de Oxford.
Realmente, el consumo de la leche de vaca no es algo necesario en nuestras vidas, el calcio lo podemos encontrar en mejores sustitutos como la leche de almendras, en verduras como la espinaca, la col rizada, la cebolla, el berro, en peces como las anchoas, las sardinas, el salmón y el atún, entre otros.