El rábano pertenece a la familia de las brasicáceas (o crucíferas, como las coles o berros), por lo que comparte con estos alimentos su acción antimicrobiana, antioxidante, expectorante, depurativa, inmunoestimulante y anticancerígena. Sus vitaminas, minerales y fitoquímicos lo convierten, sin duda, en un gran alimento para mantener la salud.
En medicina natural se recomienda especialmente para la artritis y para abrir el apetito.
Protector de las mucosas
Al ser rico en agua es un buen diurético que propicia la micción y con ello la eliminación de líquidos retenidos en el cuerpo. Favorece, además, la depuración de la sangre y la limpieza de las mucosas gástrica, urinaria e intestinal. Otros componentes son los ácidos cafeico y clorogénico, que aportan todas las verduras crucíferas. Estos ácidos inhiben la absorción del yodo y disminuyen la producción de tiroxina, la hormona tiroidea que controla el metabolismo e incide en algunos estados emocionales. Es un alimento muy recomendable en caso de hipertiroidismo; en cambio, si se sufre hipotiroidismo hay que controlar su consumo.
Mejores defensas
El sencillo rábano es un auténtico tesoro para la salud por sus propiedades depurativas, digestivas, antibióticas y anticancerígenas. Está especialmente indicado si se padecen enfermedades hepatobiliares, hipertensión, infecciones recidivantes, alergias, anemia, artritis, hipertiroidismo o procesos degenerativos (cáncer, esclerosis múltiple…), pero también es efectivo ante las digestiones pesadas y el estreñimiento, para facilitar el sueño o mejorar la piel.
FUENTE: Cuerpoymente.com
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