La mascarilla de miel es una manera de sacar provecho de sus valiosas propiedades curativas.
Uno de los elementos más importantes de la miel para la eliminación de impurezas es su pH ácido. Debido a ello, las bacterias no pueden crecer y reproducirse en superficies o ambientes donde la miel esté presente.
Cuenta, también, con otro compuesto muy estimable para restablecer a la piel su aspecto más saludable. Es el peróxido de hidrógeno que, al entrar en contacto con ciertos fluidos del cuerpo, actúa como agente antibacteriano. Así, cuando se la aplica sobre la piel, la miel limpia los poros. Su consistencia cerosa ayuda a eliminar también la suciedad y la capa de células muertas que la recubre normalmente.
Cómo hacer la mascarilla de miel
- Preparar una mascarilla de miel es muy sencillo. Solo has de asegurarte antes de que no eres alérgica a la miel.
- Una vez hecha la comprobación, echa en un plato varias cucharadas de miel.
- Aplícatela sobre el rostro con los dedos.
- Deja que la miel actúe sobre la superficie del rostro entre 10 minutos y 20 minutos.
- Transcurrido ese tiempo, enjuaga o aclara con abundante agua hasta que la hayas retirado completamente.
Al terminar, notarás cómo tu piel luce más radiante y fresca. También estará mejor preparada para hacer frente a las pequeñas infecciones que a menudo están detrás del rubor del rostro.
Este es un magnífico ejemplo de cómo sacar provecho de un alimento que hay en la mayoría de hogares. No olvides que la mascarilla es una de las aplicaciones cosmetológicas que tiene la miel.
FUENTE: Mejorconsalud.as.com
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