Limpiarse bien los dientes es un hábito que puede reducir el riesgo de neumonía. Te explicamos esta relación con la higiene bucal y otras estrategias sencillas que puedes llevar a cabo para protegerte frente a la neumonía común.
La neumonía es, seguramente, una de las enfermedades más temidas en estos tiempos de coronavirus. Pero, obviamente, la que desencadena la Covid-19 no ha hecho que desaparezcan los otros tipos de neumonía.
Los menores de 5 años, los mayores de 65 y las personas con ciertos trastornos crónicos son los grupos de más riesgo
La bacteriana, causada por un neumococo, es la más habitual. Aunque ciertos virus o incluso algunos hongos también la provocan. El trastorno se origina cuando estos microorganismos atacan el tejido del pulmón y lo inflaman.
CÓMO PODEMOS PROTEGERNOS
Tu estado de salud es determinante a la hora de enfrentarte a los microorganismos responsables de una posible neumonía.
“Los hábitos saludables hacen que el cuerpo esté mejor preparado, y sus defensas también”, afirma la doctora Rosario Menéndez, miembro del Área de Infecciones Respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Así, una alimentación equilibrada y basada en la Dieta Mediterránea, no abusar de tóxicos como el alcohol (que debilita nuestras defensas), no fumar y hacer ejercicio físico de forma habitual son cuatro de los hábitos que ejercen este efecto protector.
Curiosamente, “otro de los que nos protege frente a la neumonía común y que tal vez es menos conocido entre la población es un adecuado cepillado e higiene dental”, apunta la especialista.
EL VÍNCULO ENTRE HIGIENE DENTAL Y SALUD PULMONAR
Sin una correcta higiene dental, “las bacterias o gérmenes que tenemos en la boca pueden pasar al interior del organismo”, advierte al respecto la doctora Menéndez. Para evitarlo…
Cepíllate los dientes tres veces al día (o dos como mínimo) y limpia también la zona de la lengua.
No te saltes el lavado de la noche.“Mientras dormimos, el líquido que tenemos en la boca puede caer, poco a poco, dentro de las vías aéreas. Es lo que se conoce como microaspiraciones”, explica la experta. Y si en este líquido hay virus o bacterias capaces de provocar neumonías, el riesgo de desarrollar una es, lógicamente, mayor.
SEÑALES DE QUE NOS HEMOS INFECTADO
La inflamación del pulmón que se da en la neumonía causa distintos síntomas que coinciden, habitualmente, con los de otras patologías respiratorias comunes. Por eso, a veces cuesta saber si se está o no ante una neumonía.
La infección suele provocar “tos, expectoración, dolor en el pecho al respirar profundamente (o dificultad para hacerlo), fiebre y malestar general”, nos cuenta la neumóloga.
Dificultad para coger aire de forma profunda, fiebre y malestar pueden ser señal de sospecha
La forma en la que aparecen los síntomas y determinadas características también pueden dar pistas respecto a su origen bacteriano o viral.
POR QUÉ LA GRIPE PUEDE FAVORECERLA
La neumonía puede surgir tras pasar una gripe. Los mecanismos que explican esta relación son varios.
“A veces, el mismo virus de la gripe acaba provocándola. Aunque no es lo habitual, cuando se deben a esta causa suelen ser neumonías serias”, advierte la doctora Menéndez.
“Otra posibilidad es que la neumonía gripal se acompañe, además, con una bacteria o con otro tipo de virus. Esto ocurre aproximadamente en un 20% de las personas que ingresan por neumonía”, continúa.
También puede pasar que, tras la gripe, se produzca una neumonía solo bacteriana. “Lo que ocurre es que durante la gripe, el virus de alguna manera acaba dañando la vía aérea y debilitando el organismo, lo que perjudica nuestro sistema de defensas”, nos cuenta.
“Esto facilita que una bacteria que, en condiciones normales, podríamos combatir, ‘anide’ y provoque una neumonía bacteriana”, explica.