El nacimiento de un bebé prematuro no es solo un proceso de adaptación para el bebé, sino que también para los padres, a quienes se les presentó esta situación sin aviso.
Por su naturaleza, el nacimiento de un bebé es un evento que trae consigo múltiples cambios para los padres. Se preparan con productos y artículos durante nueve meses para la llegada del bebé pero se olvidan de la preparación emocional y todo lo que ser padres significa.
Esta preparación no asegura que el momento del parto sea justo como ellos se lo imaginaron, pero les provee las herramientas e información necesaria para afrontar la situación de una mejor manera, logrando manejar sus emociones y decisiones durante una situación estresante que surja en el momento del nacimiento.
No es fácil encontrar las fuerzas para manejar las reacciones emocionales que el nacimiento de un bebé prematuro pudiera traer. Sin embargo, la falta de información y preparación, es uno de los factores que más incide en el estrés postraumático. Dicha preparación inicia durante el embarazo y permite que los futuros padres tengan la conciencia y conocimiento para poder incluso identificar el riesgo o inicio de un parto prematuro. Esta conciencia ayuda a prevenir o disminuir que el nacimiento del bebé sea una experiencia traumática rodeada de incertidumbre, de dudas, bloqueos y miedos.
Cuando llega el momento del nacimiento de un bebé prematuro, no da mucho tiempo para pensar. Mientras que el equipo médico evalúa al bebé, los padres esperan con ansias, inseguridad, confianza y a la vez esperanza; pero la única palabra que desean escuchar en medio de tanto caos es “estable”.
Es aquí, cuando el temor, angustia, enojo, tristeza, impotencia e incluso culpa se apodera de los sentimientos de los padres y en muchas ocasiones los impide seguir tomando decisiones. Es en este momento, que los padres y la familia del bebé, necesitan de un apoyo psicoemocional especializado, para poder ayudarlos a sobrellevar la situación relacionada al nacimiento, que les provoca esta enorme sensación de impotencia.
Superando el miedo
Después de un parto prematuro, muchos padres pueden experimentar una especie de shock; de incredulidad, en creer que “esto no me puede estar pasando a mi”, o incluso de negación, acerca de la información que el personal médico les brinda de la salud del bebé. En algunos casos los padres experimentan sentimientos de ira o enojo que son provocados por el dolor, sufrimiento, y frustración, ante tantas dudas con respecto a la salud de su bebé. Es importante afrontar estos sentimientos de forma constructiva, hablando o dándose el permiso de llorar, para ayudarle a desahogarse. Al intentar esconder el enojo, puede provocar problemas con los demás e incluso impedir vincularse afectivamente con el bebé. Las dudas que las madres pueden sentir sobre sí mismas con respecto a la culpabilidad del parto prematuro, deben abordarse respondiendo a sus preguntas, y brindándoles la explicación y base médica, para que sepan que nada de lo que hicieron o no hicieron causó el parto prematuro.
La salud estable del bebé y de la madre, le permite a la familia tomar un respiro, pero el deseo de querer disfrutar de su bebé y que todo vuelva a la “normalidad”, provoca sentimientos encontrados debido al alto nivel de estrés por el que están pasando. El proceso de recuperación emocional de los padres con partos de alto riesgo, es largo y no es fácil. Una buena relación con el equipo médico encargado de la salud del bebé y el apoyo de la familia es imprescindible, para lidiar con los interminables tiempos de espera, hospitalizaciones, preguntas, toma de decisiones, y deseos de irse a casa con su bebé.
El apoyo psico-emocional
en esta etapa de resistencia, del periodo de hospitalización como de los años siguientes, es una pieza clave para la familia y en especial para los padres. Poco a poco, los padres aprenden a ser expertos en los cuidados que su bebé prematuro va a necesitar. Cada avance que observan en su bebé se convierte en la motivación necesaria para poder sobrellevar de mejor manera todo lo que tendrán que aprender, para brindarle la atención necesaria a su bebé una vez tengan la dicha de poder llevárselo a casa.
Por Gabriela Rodriguez Perezalonso
Psicóloga
J.V.P.P. N° 3792
Psicologa prenatal y perinatal
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