Lo esencial para normalizar la vida de los menores de edad con diagnóstico de diabetes es brindar educación diabetológica tanto a los padres, cuidadores y maestros, ya que ellos son los que sostienen el vínculo inicial de la formación y de educación con el infante.
La diabetes tipo 1 usualmente se diagnostica en niños. En estos casos, la deficiencia del páncreas es permanente, pues el organismo no es capaz de producir la insulina necesaria para transformar los alimentos en glucosa.
Inculcar la práctica de ejercicio físico a diario es una de las mejores recomendaciones ya que se activa el metabolismo y se mejora la calidad de vida.
“Es posible que en el hogar el niño tenga los cuidados y la atención necesaria para su diabetes, pero en la escuela, por desconocimiento, quizá no le permitan tomar su merienda en el horario indicado, no sepa aplicar sus medicamentos o le prohíban ir al baño según sus necesidades”
Dr. Gustavo Cabrera
Por ello, la inducción de los padres hacia los hijos comprende la etapa inicial. Conforme a su crecimiento, el menor debe recibir una correcta educación diabetológica y asesoría nutricional para que él solo vaya haciéndose cargo de su diabetes y en el futuro pueda vivir con normalidad.
Inculcar la práctica de ejercicio físico a diario es una de las mejores recomendaciones que se deben cumplir ya que a través del esfuerzo físico se activa el metabolismo y se mejora la calidad de vida.
EL NIÑO, LA DIABETES Y LA ESCUELA
Historia de vida de Iliana Canizales, paciente con diabetes tipo 1
Iliana Canizales, tiene 37 años padece diabetes tipo 1, que usualmente es diagnósticada en menores de edad. Ella nos relató como fue que se dio cuenta de su diagnóstico.
“A mis 9 años, no comprendía por qué no debía comer dulces o tomar sodas. Un día por no acatar esa recomendación mis niveles de azúcar se elevaron demasiado. Estaba en la escuela y caí desmayada. Cuando desperté ya habían pasado 10 días y yo había caído en coma durante mi infancia”.
Ella relata que luego de ese episodio, los médicos le explicaron a su madre cuál era su padecimiento, la alimentación que debía llevar y demás cuidados que debía mantener para cuidarsu diabetes. En la actualidad, ella recibe formación en la Asociación Salvadoreña de Diabetes, (ASADI) y reconoce que aprender a convivir con su padecimiento le garantiza una mejor calidad de vida.”