Antes, muchas mujeres solían quedarse en casa mucho tiempo después de tener un hijo. Hoy es al revés: muchas regresan demasiado rápido al trabajo, y en no pocas ocasiones lo hacen con sentimientos de culpa. El momento indicado dependerá de cada niño.
Pocas semanas después del nacimiento de su primer hijo, Vera volvió a clases y comenzó a prepararse para sus exámenes. Se sentía presionada para acabar cuanto antes con su segundo estudio. "Me carcomía la cabeza que tenía 31 años y aún no tenía una profesión", cuenta. Como en el caso de muchas otras mujeres de su edad, se le juntaron varias cosas: el deseo de formar una familia y la presión por avanzar profesionalmente.
Para muchas personas, la pregunta de cuánto tiempo de licencia tomarse es central, ya que depende de cuestiones económicas, laborales y pedagógicas. Además, también juegan un papel central las experiencias que haya hecho cada uno siendo niño.
En el caso de Vera dominó el impulso de hacer algo distinto. Ella se crió con cuatro hermanos en el campo y su mamá se quedó en casa. Vera deseaba un reparto del trabajo igualitario con su marido, una profesión e independencia financiera.
Dos semanas después del nacimiento de su hijo, el pequeño comenzó poco a poco a pasar tiempo de adaptación con una niñera, y cinco semanas después Vera comenzó a estudiar. "No conocí a nadie que hubiera hecho las cosas como yo", dice. Si bien su madre y sus hermanas habían seguido modelos más tradicionales y nadie la criticó, Vera sentía culpa. "Extrañaba muchísimo al bebé", recuerda.
Algunos psicólogos no recomiendan que el bebé sea cuidado fuera de casa durante el primer año de vida. Los bebés necesitan mucha atención, y eso es difícil de lograr incluso en la mejor de las guarderías. A partir de que el niño cumple uno o dos años, dependerá de él, es decir, de su carácter, ir a guardería. Los padres deben analizar, por ejemplo en la plaza, si el niño busca contacto con otros pequeños de su edad o si más bien se esconde. La pregunta es siempre qué es mejor para el niño y los padres en determinado momento.
Para los padres es indispensable un buen periodo de adaptación, pero no hace falta quedarse varios años en casa al cuidado de los niños como antes. Al contrario: a partir de los dos años y medio, todos los niños se benefician de las interacciones que propone un jardín de infancia o guardería.
La mayoría de las personas que se devane los sesos con la pregunta de cuándo conviene volver al trabajo son mujeres. Asesorarlas es difícil, ya que en última instancia de trata de una cuestión de conciencia y cada uno debe decidir por sí mismo qué le resulta mejor. Sin embargo, hay otras cuestiones en juego. Para muchos psicólogos, se trata no sólo de un tema generacional, sino también socioeconómico.
Por ejemplo: sólo puede quedarse en casa por varios años alguien que tiene una pareja que puede sostener sola económicamente el hogar. También hay diferencias entre las personas que viven en ciudades o en el interior: en las grandes ciudades, la presión por volver rápido al trabajo suele ser mucho mayor.
Vera también sintió esa presión. Haberse separado de su hijo cuando era tan pequeño le sigue pesando hasta el día de hoy. "Más tarde no podía soltarlo tan fácil como otras madres", dice. Debido a su experiencia, decidió quedarse en casa durante un año cuando nazca su hija. Hoy le es posible porque ya cuenta con un puesto fijo como profesora.
dpa
Fuente: Deutsche Presse-Agentur GmbH
Copyright: dpa