En más de una ocasión se ha creído que las mascotas –peludas- pueden ser peligrosas para los niños, sobre todo cuando estos últimos se encuentran en sus primeros años de vida. De hecho, muchos padres deciden que sus bebés no convivan con mascotas para “no estar expuesto a las bacterias”.
No obstante, debemos decir que muchos estudios han comprobado todo lo contrario y sostienen que si un bebé convive con perros o gatos, reduce las probabilidades de adquirir diversas enfermedades. ¿La razón? Las mascotas poseen (como cualquier otro animal) diferentes bacterias y cuando nuestro hijo convive con ellas, fortalece su sistema inmunológico.
Por ejemplo, la otitis, que es la infección en el oído, puede afectar a un tercio de todos los niños. Pese a estos alarmantes datos, pediatras y científicos europeos han detectado que los niños que han convivido con perros o gatos, tienden a padecer menos esta enfermedad.
Los niños con perros y gatos pueden tener un 44% menos de probabilidad a adquirir la otitis y de estos, un 29% necesitaría menos antibióticos para enfrentarlo.
Además, se ha establecido una relación que deja entrever que los niños menores de un año que habitan con un perro o gato, pueden tener un menor riesgo a sufrir resfriados.
Nunca se debe dejar de lado que las mascotas pueden ser el primer amigo que los niños encuentren y los ayude a enfrentar cuadros como depresión.
Pese a lo anterior, siempre será necesaria la visita periódica al Pediatra para asegurarnos de que nuestro bebé cuente con buena salud y por si las dudas librarnos de la incertidumbre de las alergias.