Familia & hogar

Las madres lo saben: 5 molestias poco conocidas del embarazo

domingo 10, mayo 2015 - 8:04 am

embarazo

Las náuseas son probablemente las molestias más conocidas del embarazo, pero existen otros síntomas más embarazosos, de los que no se suele hablar y algunas molestias poco conocidas del embarazo que hoy comentamos.

¿Has padecido pérdidas de orina en el tercer trimestre? ¿O tal vez sentiste dolor de pechos en algún momento? ¿Están tus encías en plena forma? ¿Te sangra la nariz con frecuencia? No te preocupes, son síntomas habituales y te explicamos a qué se deben y cómo prevenirlos en la medida de lo posible. Aunque es probable que de algunos no nos podemos librar...

Dolor de pechos en el embarazo

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El dolor de pechos es muy común en el embarazo, puede ser uno de sus primeros síntomas o puede aparecer más adelante, cuando los pechos se preparan para la lactancia. No se trata de dolores fuertes sino de molestias similares a las que sufren muchas mujeres en su ciclo menstrual. También puede darse hinchazón o picores.

El tejido mamario aumenta a lo largo del embarazo, por lo que notamos un aumento de pecho, pero que no necesariamente tiene que estar relacionado con el dolor. Sin embargo, sí es más común un aumento de la sensibilidad en los pechos durante el embarazo. El aumento de la cantidad de estrógeno y progesterona en el organismo es el responsable de estos cambios.A partir del tercer mes de embarazo el dolor o sensibilidad disminuye e incluso desaparece, aunque el tamaño de las mamas siga aumentando.

Pérdidas de calostro

Este es otra "molestia" poco conocida que sucede cuando el momento del parto se acerca. Puede ser un momento embarazoso, pero al menos no provoca molestias graves ni dolor. Al final del embarazo es probable que los pechos segreguen calostro, una sustancia pegajosa y acuosa, la primera leche de los pechos. Con el parto, la producción de calostro aumenta y es el primer alimento del recién nacido, precursor de la leche materna, que le proporciona todo lo que necesita en estos momentos.

Ya tras el parto se siguen sucediendo los cambios en los pechos y puede volver un dolor e inflamación con la subida de la leche.

Sangrado de las encías

El efecto de las hormonas hace que se pueda sufrir sangrado de las encías, pero hemos de estar atentas a este síntoma, ya que podría significar algún problema mayor. Es habitual que las encías sangren tras el cepillado o después de pasar el hilo dental.

También son comunes unas encías más enrojecidas de lo normal, abultadas y doloridas, pero si estos síntomas se presentan en exceso podríamos estar ante una gingivitis que hay que controlar para evitar riesgos y que derive en periodontitis, una forma grave de enfermedad de las encías.

Pérdidas de orina en el embarazo

La incontinencia urinaria es común en el tercer trimestre de embarazo, aunque suelen ser pequeños escapes cuando la mujer se ríe, tose, estornuda, hace algún esfuerzo... Este hecho resulta de la presión que el útero, cada vez más crecido, ejerce sobre la vejiga. Para prevenir esta ligera incontinencia recuerda que puedes realizar los ejercicios de kegel para fortalecer el suelo pélvico.

Si las pérdidas son leves no tienen importancia y podrán sobrellevarse con pequeñas compresas. Cuando sí hemos de preocuparnos es si las pérdidas no son de orina sino de líquido amniótico: entonces hay que acudir al médico para que valore la situación, ya que el líquido amniótico es el que envuelve y protege al bebé.

Las pérdidas de orina pueden extenderse tras el parto debido a la debilitación del suelo pélvico, de modo que en esta ocasión también serán tus aliados los ejercicios de kegel, que se pueden realizar durante el embarazo y también tras el parto.

Hemorragias nasales

También son las hormonas las responsables del sangrado nasal frecuente y la congestión. Probablemente el elevado nivel de estrógeno que circula por el cuerpo y aumente el flujo sanguíneo hacia las membranas mucosas de la nariz, lo cual provoca que estas se hinchen y ablanden. Procura llevar cuidado al sonarte, haciéndolo suavemente, y evita que los conductos nasales se resequen en exceso.

Procura llevar pañuelos de papel siempre encima y para controlar una hemorragia nasal conviene ponerse de pie o sentada inclinada hacia delante, presionando los orificios nasales contra el tabique con los dedos pulgar e índice, manteniendo la presión durante unos minutos.

 

Fuente: bebesymas.com



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