El Parlamento uruguayo prohibió que estén visibles los saleros en los centros de educación primaria y secundaria como parte de una ley de alimentación saludable y lucha contra el sobrepeso y las enfermedades cardiovasculares, según fuentes legislativas.
Así se especifica en el artículo quinto del proyecto de ley aprobado este mes y promulgado en las últimas horas, que indica que la prohibición se aplicará a los saleros "que tengan por finalidad agregar sal a alimentos previamente preparados".
"Se trata de impedir el acto reflejo, casi mecánico, de añadir sal a comidas ya elaboradas", explicó hoy a Efe el impulsor del proyecto de ley, el médico y diputado por el Partido Nacional Javier García.
La sal que se vende en Uruguay, además de sodio, contiene obligatoriamente yodo, desde la aprobación en 1961 de la ley 12,936, que prohibió la venta de sal común e impuso el consumo de sal yodada como una manera de prevenir el bocio y otros problemas en la glándula tiroides.
García aclaró que la nueva ley "no trata de prohibir el consumo de sal, sino de evitar la sobrecarga de sodio que supone la sal agregada, que es perjudicial para la salud".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo máximo de cinco gramos de sal al día, y considera que un exceso de sodio está vinculado a la hipertensión arterial, que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
Las enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, el cáncer o las patologías cardiovasculares, son la causa de la muerte del 70 % de los uruguayos, y pueden estar vinculadas a malos hábitos alimenticios, destacó García.
Entre otras medidas, la ley dispone que el Ministerio de Salud Pública elabore un listado de alimentos saludables que deberán estar disponibles en los kioscos de los centros educativos.
En estos espacios estará prohibida además la publicidad de comidas y bebidas que contengan elevada cantidad de grasas, azúcares o sodio.
Los kioscos también deberán tener disponibles productos específicos para celíacos y diabéticos. EFE