El acoso infantil o escolar, también conocido como bullying, es más común de lo que piensas. El problema se agrava cuando los episodios se repiten y se alcanzan nuevos niveles de violencia que empeoran la situación entre los niños.
Pero, ¿qué sucede cuando el acosador o victimario es nuestro hijo? Esta situación es más difícil de detectar, por ello la fundación española www.educo.org recomienda hacerte las siguientes preguntas, que te ayudarán a detectar un panorama e intervenir a tiempo:
- ¿Tu hijo es agresivo?
- ¿Se frustra fácilmente?
- ¿Tiene problemas de actitud en el hogar?
- ¿No respeta las reglas?
- ¿Utiliza la violencia para conseguir lo que quiere?
- ¿Tiene amigos que acosan a otros niños?
- ¿Disfruta burlándose o ridiculizando a otros niños o personas?
- ¿Intenta convencer a sus amigos de que le acompañen en sus comportamientos inadecuados (incitándoles a burlarse de otro niño, por ejemplo)?
- ¿Tu hijo es intimidante y provocador?
- ¿Le cuesta empatizar con sus compañeros?
- ¿Quiere imponer siempre su voluntad y sus deseos?
- ¿Tu hijo no exterioriza empatía ni sentimientos de culpa?
Frente a varias respuestas afirmativas en este test, te recomendamos consultar con un psicólogo de confianza. Cuanto antes corrobores tus sospechas y pases a la acción, mejor será tanto para tu hijo y sus posibles víctimas.
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Una vez que descubrimos que el niño o joven acosa a otros, procede:
- Determinamos el nivel del conflicto: lo ideal es tener como referencia una escala, por ejemplo, del 1 al 5 donde el 1 sea algún conflicto con agresión verbal o física menor, y 5 un conflicto que requiere intervención policial.
- Intervenimos, ¿cómo?: Según la magnitud del conflicto, por supuesto, será necesario acudir a especialistas o incluso, a la policía. Es necesario hablar con ambos niños. La mediación escolar puede ser una buena opción, así como la atribución de responsabilidades y la terapia psicológica.
- Expresamos nuestro descontento con la actitud del niño: es importante mostrarse firmes y, aunque nos duela como padres, hacerles notar a los niños que el comportamiento no ha sido correcto ni será tolerado. Explicar las consecuencias de los actos (tanto en el colegio como en el hogar) es fundamental, así como también dialogo y negociación sobre causas y consecuencias del comportamiento.
- Acompañamos al niño a enmendar sus faltas: el niño debe disculparse (de corazón) con el acosado y enmendar los errores. Acompaña a tu hijo en este camino, para segurarte de que todo marche como se debe.
¡Que tu hijo no sea un bully!
Los primeros años de vida de los niños son fundamentales, ya que se crían copiando valores, comportamientos y actitudes que ven en casa. Los padres y maestros no solo deben dar el ejemplo sino también imponer los límites. Las normas ayudan a los niños a interiorizar reglas sociales y deben ser instituidas desde pequeños.
Si tu hijo habla con desprecio de otra persona o expresa su frustración con violencia (habitual en niños pequeños), debes expresar tu malestar, sin enfadarte y sin actuar violentamente, ya que ello solo empeoría su actitud.
Recuerda: dialoga con tus hijos, escúchales y mantente atento a cualquier cambio de comportamiento.
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