Después de estas vacaciones, es importante que no retomes la actividad física de golpe, debes hacerlo paulatinamente para evitar lesiones.
La vuelta al ejercicio debes hacerla de una manera gradual. El ejercicio debe adaptarse a tu situación y a tus requerimientos actuales.
Prepara tu equipación: cómprate algo nuevo, esto es algo que siempre motiva. Hazte con el calzado adecuado y ropa que sea cómoda y transpirable. “Es importante equiparse con lo necesario para el nivel o el ejercicio que hayamos elegido. Por suerte, las marcas cada vez ofrecen más y mejores opciones, aptas para todos los bolsillos”, recuerda Efthalia Tsimkas, Master Trainer de Brooklyn Fitboxing.
Plantéate objetivos realistas: sé honesta contigo misma, valora el estado actual de tu cuerpo, y adapta la duración e intensidad del ejercicio a tus capacidades. “Si tus objetivos son asequibles, es más fácil que no desaparezcan en el primer mes”, asegura Efthalia Tsimkas. No te empeñes en darlo todo al principio.
Calienta al principio y vuelve a la calma al final: muchas de las lesiones que se producen es porque ni calentamos al principio de la sesión ni estiramos al final de esta.
En la variedad está el gusto: los expertos en fitness siempre recomiendan alternar distintos ejercicios. Concretamente, combinar el entrenamiento de fuerza con los ejercicios cardiovasculares para bajar de peso y desarrollar músculo más rápido. “Además esto ayuda a evitar el aburrimiento y la monotonía, mantiene la motivación y contribuye a obtener mejores resultados”, apuntan los conocedores.
Cuida tu alimentación y descansa bien: “El cuerpo va a necesitar una alimentación equilibrada que proporcione la energía suficiente para realizar una rutina fitness. Es importante incluir todos los tipos de macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) en tu ingesta diaria, así como descansar lo suficiente (entre 7 y 8 horas)”, recomienda la entrenadora de Brooklyn Fitboxing.
Hidratación non stop: beber agua después del entrenamiento es algo trascendental. El almacenamiento de glucógeno va acompañado de agua, y si se retrasa el proceso de hidratación se puede reducir un 50 por ciento la resíntesis de glucógeno muscular, favoreciendo la aparición de fatiga muscular. No esperes a que aparezca la sed, pues esto será un indicativo de que ya te has deshidratado.
Mejor si es en compañía: aunque debes ser tú quien tome la iniciativa y avance hacia un nuevo estilo de vida, siempre es más fácil acudir al gimnasio acompañado de alguien, ya que, si decides rajarte y no ir, no solo te estarás fallando a ti misma, sino a la otra persona.
Descansa entre sesiones: Otra de las cosas que recomiendan los expertos es entrenar en días alternos. ¿Por qué? Para dar tiempo al organismo a recuperarse, a los tejidos a regenerarse y a los músculos a adaptarse. Lo contrario puede producir un sobreentrenamiento y derivar en fatiga crónica.
Aplícate cremas o toma suplementos de recuperación muscular: tras una sesión de ejercicio físico también resulta beneficioso masajear la zona con una crema específica, que relaje, destense y combata la fatiga muscular.
FUENTE: Elle.com
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