Investigadores de una universidad del Reino Unido realizaron experimentos con chinches hambrientas en un grupo de voluntarios humanos.
Colocaron a varios de los insectos en brazos rasurados y otros en brazos velludos. Las chinches mostraron más probabilidad de alimentarse en los brazos rasurados.
Los investigadores afirman que el vello hace que las chinches vayan más lento y advierte a la víctima de una picadura.
En la investigación participaron 29 personas, observando a las chinches mientras éstas buscaban un lugar para alimentarse. En el experimento, se retiraron a las chinches de su víctima cuando estaban a punto de picarla.
Los vellos más finos funcionan como un sistema de alarma temprana para la víctima. Uno de los científicos dijo que este hallazgo muestra que más vello significa mejor detección del parásito. Mencionan también que los pelos tienen nervios adheridos a ellos y esto ofrece una forma de detectar cualquier desplazamiento, y hacen más lento al insecto cuando está buscando un lugar apropiado para picar.
Los investigadores concluyen que los resultados tienen implicaciones para el entendimiento de por qué tenemos la apariencia que tenemos, cuáles fueron las fuerzas selectivas que provocaron que nos viéramos así, e incluso podrían ofrecer información para encontrar la forma de reducir el impacto de las picaduras de insectos en humanos.
Sin embargo, también creen que, de hecho, una vellosidad excesiva más que una ventaja, podría ser una desventaja.
Por ello, la hipótesis de ellos es que hemos retenido la cobertura de vellosidad fina porque ésta ayuda a la detección y si perdemos todo el pelo, hasta el pelo más fino relativamente invisible, nuestra capacidad de detección disminuye.
Fuente: BBC Mundo