
La enzima telomerasa repara daños celulares producto del envejecimiento, y ya ha sido usada con éxito en terapias que alargan la vida en ratones. Ahora se ha visto que también podría servir para curar las enfermedades asociadas a él.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en España han tratado por primera vez el infarto de miocardio con telomerasa, diseñando una estrategia del todo innovadora: una terapia génica que reactiva el gen de la telomerasa solo en el corazón de ratones adultos, y logra así aumentar un 17% la supervivencia de los animales tras un infarto.
Los investigadores del grupo de María Blasco en el CNIO, Christian Bär y Bruno Bernardes de Jesús, han colaborado en este trabajo con varias unidades del Programa de Biotecnología del CNIO y con los grupos de Fátima Bosch (Universidad Autónoma de Barcelona) y de Kai Wollert (Facultad de Medicina de Hannover, Alemania).
“Nuestro trabajo sugiere que la activación de la telomerasa podría ser una estrategia terapéutica para prevenir el fallo cardíaco tras el infarto de miocardio”, explican los autores en el artículo publicado en Nature Communications.
“Hemos descubierto que tras un infarto de miocardio los corazones que expresan telomerasa muestran menos dilatación cardíaca, mejor función ventricular y cicatrices más pequeñas debidas al infarto, hechos concomitantes con un aumento en la supervivencia de un 17% en comparación con los animales control”, prosiguen.
Además, todo apunta a que en estos corazones con telomerasa se están regenerando los cardiomiocitos —las células responsables de que el corazón lata—, un objetivo largamente buscado en las terapias post-infarto. La regeneración del músculo cardíaco contrarrestaría la formación de la cicatriz consecuencia del infarto, un tejido rígido que entorpece la función cardíaca y aumenta la probabilidad de fallo.
“Uno de los objetivos de la cardiología en el tratamiento del infarto de miocardio y para la prevención del fallo cardíaco es una regeneración cardíaca eficiente, pero hasta ahora no ha habido avances significativos en este sentido”, escriben los autores.
Fuente Noticias de la Ciencia y la Tecnología.