El agua es el componente químico principal del cuerpo y representa aproximadamente del 50% al 70% del peso corporal. Tu cuerpo depende del agua para sobrevivir.
Cada célula, tejido y órgano del cuerpo necesita agua para funcionar correctamente. Por ejemplo, el agua hace posible todo lo siguiente:
- Elimina los desechos a través de la orina, la transpiración y las deposiciones
- Mantiene la temperatura en niveles normales
- Lubrica y amortigua las articulaciones
- Protege los tejidos sensibles
Todos los días pierdes agua a través de la respiración, la transpiración, la orina y las deposiciones. Para que tu cuerpo funcione correctamente, debes reponer el suministro de agua consumiendo bebidas y alimentos que contengan agua.
La mayoría de las personas sanas pueden mantenerse hidratadas bebiendo agua y otros líquidos siempre que sientan sed. Para algunas personas, menos de ocho vasos al día puede ser suficiente. Pero otras personas pueden necesitar más.
Es posible que debas modificar tu ingesta total de líquidos en función de distintos factores:
- Ejercicio: Si haces cualquier actividad que te haga sudar, necesitas beber agua adicional para cubrir la pérdida de líquidos. Es importante beber agua antes, durante y después de un entrenamiento.
- El entorno: El clima cálido o húmedo puede hacerte sudar y exige que bebas más líquido. La deshidratación también puede ocurrir a grandes altitudes.
- Salud general: Tu cuerpo pierde líquidos cuando tienes fiebre, vómitos o diarrea. Bebe más agua o sigue la recomendación de un médico de beber soluciones de rehidratación oral. Otras afecciones que pueden requerir una mayor ingesta de líquidos son las infecciones de la vejiga y los cálculos de las vías urinarias.
- El embarazo y la lactancia: Si estás embarazada o amamantando, es posible que necesites más líquido para mantenerte hidratada.
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