Aunque para diagnosticar si un niño sufre ansiedad infantil es necesario contar con apoyo profesional, existen ciertos indicios que permiten detectarla.
Normalmente, los síntomas que reflejan que un niño padece ansiedad son la preocupación o la tensión sostenidas en el tiempo, con una duración de al menos seis meses. Esta preocupación puede producirse sin tener una causa aparente.
Cabe destacar que un niño puede ser consciente de que la ansiedad que le generan sus preocupaciones es exagerada, pero incluso así puede ser incapaz de controlarla. Es ahí cuando necesita la ayuda de sus padres y/o la ayuda de un psicólogo infantil.
Estas son las señales:
- Fatiga.
- Irritabilidad.
- Problemas para concentrarse.
- Insomnio o sueño insatisfactorio.
- Alteraciones del apetito.
- Ataques de ira.
- Despertar agitado.
- Patrones de conducta insolentes, hostiles y desobedientes.
- Malestar estomacal.
- Tensión muscular.
- Problemas para respirar.
- Dolor de cabeza.
- Sudoración
Si detectamos que nuestro hijo tiene problemas de ansiedad, las siguientes recomendaciones pueden ayudar a aliviar los síntomas.
- Crear rutinas para ayudarles en el sueño
- Aprender y hablar de inteligencia emocional
- Animarles y acompañarles a que sean más activos
- Valorarles y ser un buen modelo a seguir
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