Desde la antigüedad, los alimentos afrodisíacos han despertado un gran interés. No obstante, esa creencia puede tener su origen en que algunos comestibles tienen componentes que, por ejemplo, pueden ser precursores de testosterona en hombres.
Sin embargo, aunque sustancias como el zinc o el colesterol pueden ayudar a elevar los niveles de esta hormona en caso de tener déficit, si tus niveles de testosterona son normales, no vas a generar más. Lo que producirás, simplemente, será más colesterol. Por tanto, no es un estimulante, al revés, la gente con el colesterol alto suele tener sobrepeso y problemas de erecciones, porque la obesidad es otro factor negativo para la sexualidad.
También se ha relacionado con las comidas afrodisíacas la dopamina. Estar sometidos a una cantidad de estímulos que antes no teníamos, nos ha hecho adictos a la 'hormona de la felicidad'. Este neurotransmisor da un placer inmediato, pero es fugaz; en el momento en que desaparece de la boca, nuestra satisfacción también lo hace. Esto ocurre con los alimentos fruitivos, como el chocolate, por tanto, no es que el chocolate aumente la libido, sino que tu cuerpo necesita conseguir más 'droga' como la que te proporciona, en este caso, el chocolate, y el sexo lo hace.
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Por el contrario, sí hay elementos que frenan el deseo sexual, entre los que destaca el alcohol. Hay mucha gente que para desinhibirse recurre al alcohol, pero si te pasas, sobre todo los hombres, pueden tener una disfunción eréctil en el momento. En el caso de las mujeres las hormonas sexuales femeninas disminuyen durante la menopausia o el embarazo, pudiendo provocar una disminución del deseo sexual y la excitación.
El principal estimulante que te excita al comer ciertos alimentos es tu cerebro
Pocos o ninguno de los alimentos tienen componentes químicos que generen en el organismo una excitación sexual, al menos, significativamente perceptible.
Uno de los factores que más intervienen en esta erotización de los alimentos es el olfato. Con diferencia es el sentido más potente, pues está situado más cerca del hipotálamo, que es la estructura cerebral responsable de la memoria, y a su vez está conectado con el sistema límbico, responsable de las emociones.
Además, si al olfato se le une otro sentido como el gusto, el recuerdo será más potente y será más sencillo que el organismo se excite.
Por último, el recuerdo que tengamos sobre ciertos alimentos es determinantes a la hora de aumentar o disminuir la libido, no van a percibir como afrodisíacas las ostras aquellas personas que se hayan intoxicado con ellas, o las fresas un temporero que las recoja cada año. Cada uno buscará y adaptará esos estímulos en función de sus gustos y experiencias.