¿Pueden las personalidades opuestas atraerse y no causar un gran desastre?
Es un tema recurrente en las películas de Hollywood: el rebelde se enamora de la chica más introvertida de toda la escuela y terminan siendo “felices para siempre” gracias al popular dicho: “los opuestos se atraen”. Pero en la vida real, ¿es cierta esta regla de la física que tan a menudo usamos para el amor? Con la ayuda de la psicóloga Ana Margarita Rodríguez, desciframos este enigma.
¿Realmente son tan importantes las diferencias?
Al iniciar una relación, cada miembro de la pareja espera algo de esta nueva unión. Más allá de que si comparten el mismo gusto por el cine o la música, si uno es extrovertido y la otra persona introvertida, uno serio y su pareja con un sentido del humor muy activo, las expectativas que realmente importan son sentirse apoyado, obtener felicidad, armonía y paz.
“Las diferencias harán la relación diferente, divertida, interesantes y resultan complementarias y gratificantes para ambas personas; pero en realidad lo opuesto respecto a valores, intereses, proyectos, hábitos, expectativas e incluso, creencias podría hacer que una relación no funcione a menos que exista un amor genuino en el cual uno pueda ceder para hacer una equidad”, explica la psicóloga.
¿Por qué nos atrae tanto lo opuesto?
Carl Jung, psiquiatra, psicólogo y ensayista, decía que “todos tenemos en nuestro inconsciente una pareja interior; se trata de una imagen opuesta de nosotros mismos con cualidades y defectos que no podemos manejar conscientemente. Así que proyectamos esta imagen sobre la persona con la que nos relacionamos íntimamente”.
La licda. Rodríguez amplía lo dicho por Jung: “Se buscan rasgos que nos gustaría tener, o se compensan las debilidades en las fortalezas del otro, esto permite mantener la relación en un punto interesante, permitiendo dar un paso lejos del área de confort y salir de la monotonía individual”.
La clave para lograrlo
Cada pareja es un mundo y aunque sean mundos opuestos, deben crear sus propias reglas, así lo recomienda la psicóloga: “se debe dar la propia construcción de los valores y normas que rijan la relación para complementarse en la convivencia. Muchas veces no funciona porque cada uno viene de experiencias diferentes, estilos de crianza distintos y patrones muy establecidos”.
En otras palabras, debe existir un punto en el cual coincidan y formen su propio estilo, busquen el bien común, junten lo mejor de cada uno y creen su propio mundo, aunque esto implique renunciar a algunos hábitos, si en verdad hay amor , nada los podrá detener.
Fuente: Licda. Ana Margarita Rodríguez de Gómez
Psicóloga Clínica responsable del Departamento de Psicología en el CCS-En Hacore.