Esa angustiante sensación cuando notamos que nuestra ropa está manchada o mojada, incluso percibir un mal olor puede inhibir las actividades cotidianas.
La transpiración es un fenómeno fisiológico normal de nuestro organismo destinado a mantener estable la temperatura del cuerpo en 37 grados centígrados, eliminándose el calor sobrante por medio del sudor.
Cuando este mecanismo se altera, se produce un exceso de sudor en algunas partes del cuerpo y en medicina a este trastorno se le conoce como hiperhidrosis.
Si bien no es una disfunción que presenta riesgos importantes para la salud, representa una situación muy molesta que afecta la calidad de vida de quien la padece. Pues interfiere con las actividades diarias y las relaciones interpersonales en el trabajo y la sociedad.
Las personas con hiperhidrosis transpiran más de lo normal, incluso en los días donde no hace demasiado calor y aunque no realicen actividad física. Producen hasta cinco veces más sudor que el necesario para regular la temperatura del cuerpo, suelen manchar la ropa, el zapato y puden tener las manos, cabeza y rostro mojados.
El problema puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, siendo las zonas más afectadas las axilas, palmas de manos, plantas de pie y la frente, que son las partes del cuerpo donde se encuentran la mayor parte de las glándulas sudoríparas.
El algunas personas las bacterias y hongos que se encuentran normalmente en la piel descomponen el sudor y las células descamadas ocasionando un feo olor, a esto se lo denomina bromhidrosis.
Un problema común
La hiperhidrosis suele comenzar en la infancia o adolescencia. Se caracteriza por una respuesta exagerada de las glándulas a estímulos que pueden originar el sudor como el estrés emocional, el calor o el esfuerzo físico. Las glándulas son normales pero por cuestiones genéticas la respuesta nerviosa que regula la secreción glandular esta exacerbada. Por lo general la hiperhidrosis primaria no se registra durante el sueño, y el 30 a 60% de los casos registra antecedentes familiares.
También puede ocurrir como consecuencia de problemas de tiroides, diabetes, obesidad o cambios hormonales tales como la menopausia.
La hiperhidrosis axiliar es el tipo más frecuente de hiperhidrosis, y alcanza el 60% de los casos. La sudoración excesiva en las axilas se desarrolla por la hiperactividad de las glándulas sudoríparas de esa área lo que provoca incomodidad.
¿Qué hacer ante estos problemas?
El tratamiento consiste en utiliza productos que disminuyan la sudoración y el mal olor, especialmente el cloruro de aluminio que actúan tapando el poro y disminuyendo la transpiración. Se presentan en presentaciones de roll-on o soluciones. Estos medicamentos deben ser aplicados sobre la piel seca cada, 12 horas.
Si se produce irritación, puedes disminuirse con el uso de cremas hidratantes. El efecto puede observarse después de algunas semanas de utilizarlo. Estos desodorantes o soluciones también pueden ser utilizados en la edad pediátrica.
Solo en casos muy severos, que son la minoría, otras opciones como la toxina botulínica, iontoforesis o cirugía deben ser consideradas. Las personas que reciben estos últimos tratamientos pueden beneficiarse con el uso de soluciones tópicas como coadyuvantes.