A más de 100 años de su descubrimiento, la insulina sigue siendo motivo de desconocimiento, o mitos, para muchas personas, entre ellas, pacientes que la necesitan para controlar su padecimiento.
Los especialistas afirman que la desinformación está jugando un papel importante en la vida de la persona que padece diabetes. Por lo que es importante que se combata y se derriben mitos al respecto.
¿La insulina provoca ceguera?
Son las aplicaciones de insulina tardía, o la falta de éstas, lo que ocasiona que los niveles elevados de glucosa dañen los vasos sanguíneos de la retina, ocasionando retinopatía diabética, padecimiento que realmente afecta la visión. Este mito surge, afirma El Financiero, por la relación que hacen algunas personas al comenzar a usar insulina cuando ya hay un daño ocular, como si éste fuera consecuencia de la insulina.
Si me recetan insulina, ¿estoy grave o a punto de morir?
Mientras más pronto se indique insulina en el tratamiento, mejor y más efectivo será el control glucosa en sangre. El propósito es reponer de manera externa la insulina que no producimos o no aprovechamos correctamente para poder vivir. Cuando la alimentación, el ejercicio y otros medicamentos no son suficientes, es momento de ajustar el tratamiento y la insulina es un gran apoyo.
¿Son dolorosas las aplicaciones de insulina?
Actualmente, existen dispositivos muy cómodos para su aplicación. Bajo una técnica de inyección correcta, que se llega a dominar con educación y disciplina, no tiene que ser doloroso. Al usar agujas ultrafinas (de 4mm para plumas precargadas y de 6mm para jeringa convencional) se vuelve una práctica más amigable, menos intimidante a la vista y menos invasiva al penetrar la piel.
¿Su uso provoca ‘shock insulínico’?
Administrada de manera correcta la insulina no causa ningún tipo de complicación. Solo un médico puede determinar las dosis y el tipo de insulina que se va a utilizar en cada paciente, de manera personalizada para cada uno. Es fundamental evitar la automedicación y la información de fuentes dudosas, eso sí puede traer consecuencias contraproducentes a la salud, como las hipoglucemias (bajas de glucosa) inesperadas y graves que las personas llaman “shock insulínico”.
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